Opinión Nacional

Er conde der guácharo

“El fenómeno electoral en que te has convertido me infunde la certeza de que esta sociedad todavía no merece salir de Chávez; no nos lo hemos ganado, pues”

El entre comillado es parte de un artículo escrito por Laureano Márquez sobre la candidatura de Benjamin Rausseo. Tal vez lo que escribiré, inspirado por esas frases, me convierta en un lapidado. El conde del Guácharo evidentemente supera con creces al promedio de los venezolanos. De muchacho «pata en el suelo» ha llegado a hombre adinerado, aparentemente sin robar o explotar a alguien; ha estudiado para obtener un título y supuestamente se mantiene estudiando para lograr otro. Preguntémonos: ¿Cuantos de nosotros, de contar con el capitalito de Rausseo estaríamos estudiando?. La mayoría estaríamos con la barriga al aire, bebiendo guisquisito y sin importarnos lo que ocurre el país. No leo a Laureano Márquez; no porque me desagrade sino porque compro otro periódico. Tampoco oigo a Rausseo porque, aunque me río cuando he oido algunos de sus chistes, no es su humorismo el que me agrada. Prefiero algo más sutil. Por no leer a Márquez desconozco su inclinación política pero tal vez se inclinó por Petkoff o por Rosales. Hace algún tiempo escribí un artículo que titulé «El clavo caliente». En mi concepto, cualquier candidato es bueno para enfrentar a Chávez. Y mejor Rausseo que el Tirano Aguirre, candidato señalado por Franceschi en una carta que escribe a Laureano Márquez para responder a una despiadada crítica que este hace al nuevo candidato.

Los venezolanos – y fueron palabras de Petkoff en un programa matutino de hace varios años – votamos en más de un 90% por Pérez, Lusinchi y Herrera. Inclusive, repetimos al primero enceguecidos por una ilusa Venezuela saudita que contradijo las palabras de Pérez cuando asumíó la presidencia, en las que expresaba que administraríamos en la abundancia con criterio de escasez. Votamos por «quien arreglaría esto» que al llegar al congreso para recibir la banda presidencial reveló la triste realidad del gobierno previo: Recibimos un país hipotecado. Y lo terminó de hundir. El colofón fue Lusinchi, «alguien como tú», plagado de errores administrativos, políticos y morales, publicamente amancebado y por sus propias palabras confesor de su incompetencia al admitir «que había sido engañado por los bancos» en unas hoy olvidadas extrañas transacciones financieras. Pero todavía tenemos el «tupé» de añorarlos -triste condición del conformista- y establecer comparaciones con lo actual.

Rausseo es otro reflejo más de nuestra idiosincracia. Bien lo dijo Miranda: Bochinche, bochinche. En lo poco que conozco de historia de Venezuela creo que ningún mandatario ha servido. Alabamos a muchos de ellos y los glorificamos por actos que realizaron ignorando la faceta oculta del asunto. Al ladronzuelo de Cipriano Castro, concupiscente y abusador se le pretende convertir en héroe; Zamora. propietario de esclavos y cobrador ante la nación por los que aún poseía cuando José Gregorio Monagas los libertó y este, libertador de esclavos, porque era mejor explotarlos como asalariados que manetenerlos como esclavos.

Hemos despreciado a hombres más ilustres y el mayor ataque que se les imputó fue su comportamiento moral. No olvido en la campaña electoral donde participaban Pérez y Lorenzo Fernández Los adecos colocaron una propaganda comparativa. En una a Pérez saltando su famoso charco, que ojalá se hubiese caido y ahogado en él y Fernández durmiendo en la avioneta que le trasladaría en su campaña electoral. ¿Quien no duerme? Y esta circunstancia valió un afiche donde se hacía ver a Fernández como un viejo pendejo y enfermo. ¿Cuáles eran los méritos de CAP para ser presidente- Vivió toda la vida de la política y nunca fue capaz de mantenerse con un trabajo productivo. Igual sus predecesores y sus sucesores. Por añadidura la burla contra Fernández se extendía a su estabilidad familiar y al hecho de ser empresario. También Uslar fue candidato. Ganó solo en Caracas y aunque con un antecedente político relativamenmte criticable fue sin duda uno de nuestros hombres ilustres. Ottolina también fue atacado suciamente. Otros hombre auto hecho en condicones similares a las de Rausseo, no solo en el aspecto económico sino con un futuro político brillante, cortado en lo que se dijo fue un atentado. A este tipo de candidato no les prestamos el apoyo. La persona que admiramos es generalmente el seductor de mujeres, el que se echa palos con nosotros en la licorería de la esquina, el que responde con agresión física cualquier ofensa. Nos gusta el héroe de las películas mexicanas, representado por Infante, Negrete, Aguilar o Mejías. El macho mero macho.

Rausseo es otro del grupo. Acuden a sus shows a oir vulgaridades y rien de ello. Si acompañados de nuestra esposa e hijas, alguien se expresara como lo hace Rauseeo nos sentiríamos muy ofendidos y le pediríamos que moderara su vocabulario, si es que no le agredimos fisicamente. Pero Rausseo nos conoce. Igual a como nos ha conocido Chávez, CAP y Herrera. Vivimos del cuento, del discursito ramplón y agresivo, de la burlita y así es probable que nos merezcamos lo que tenemos.

Pero Laureano Márquez también apuesta a otro candidato; no se realmente quien es pero que tampoco es un dechado de virtudes. Podría ser Rosales, ex adeco o Petkoff, ex comunista. Ambos ex pecadores. Porque no se explica en un hombre supuestamente inteligente como Petkoff su afiliación a una corriente política causante de tantos crímenes. Petkoff renuncia al comunismo en un último momento; no recuerdo si por los ataques comunistas a Agfanistán o a Checoeslovaquia pero antes «se caló» la historia criminal de Stalin, la masacre de Hungría, el muro de Berlín y los crímenes de Fidel, sin olvidar los crimenes que sus compañeros comunistas, del cual el era dirigente cometieron en Venezuela. No olvidemos «un policía muerto por día», la masacre de El Encanto, los asaltos a bancos, etc, de los cuales el fue complice directo o indirecto ya que su posición de dirigente hace evidente su conocimiento de ellos.

Todavía no me decido ir a votar. Me gustaría estar en la condicón de mi esposa, borrada del CNE; excluida por este organismo para que no acudiese al referendum y aunque realizado los trámites necesarios, una consulta de hace 30 días me mantiene en la viudez virtual. No es votante y no irá a votar. Estando en esa condición, no tendría el cargo de conciencia de ser abstencionista que es lo que provoca en la situación actual. Pero si me decido ir a votar, lo haré por un candidato de consenso o por quien yo sienta que representa la mayoría opositora. Será el clavo caliente…

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