Entrompemos la barbarie
La barbarie cubana, criolla o variopinta se enfrenta o nos despoja de todo y nos liquida
Llevamos 14 años calándonos insultos, amenazas, siembra de miedo. Calándonos cubanos invasores controlando y mandando en una Venezuela que además de saquearla le han robado la soberanía.
Llevamos 14 años tolerando abusos de todo tipo por parte de una banda que decidió que ese botín no se lo quita nadie. Una banda cuyo capo dejó un heredero escogido por los tiranos Castro, esos dos perversos carcamales a los que pareciera que jamás terminará el chavismo de pagarles los favores recibidos…
Llevamos 14 años pasivos calándonos que chinos, bielorrusos, iraníes, brasileños, argentinos, cubanos y cualquier otro extranjero cómodamente cómplice, suplante a venezolanos tanto en el ámbito empresarial, como el comercial, el jurídico, el médico o el obrero… Cubanos, rusos, iraníes deciden y ordenan hasta en el Banco Central y los venezolanos hemos aceptado ser «relegados resignados» variante del indigno mote de «hombres nuevos» a los que sólo se nos permite aquello que no interesa a los socios extranjeros y a los insaciables comisarios políticos del PSUV o de esa corporación militar llamada Fuerza Armada Bolivariana, también curiosamente comandada por cubanos, rusos, iraníes y chinos.
Primero fue Chávez que convirtió a Venezuela en botín, ahora la misma banda con Maduro como Mascarón de proa continúa el arrase. El cinismo que lleva a los Castro a negar sus crímenes es el mismo que estos ilegítimos practican. Maduro considera a Alan García el «Rey de los bandidos», un calificativo que a quienes calza bien es a sus jefes, los chulos asesinos Fidel y Raúl Castro.
Ahora amenazan con robarse las clínicas privadas y nuestros médicos, sus legítimos dueños, aterrados dialogan con un malandraje que sólo sabe de crímenes y trácalas… Llevamos 14 años pasivos calándonos la destrucción del país. 14 años pensando en irnos, en abandonar lo nuestro. La barbarie cubana, criolla o variopinta se entrompa o nos despoja de todo y nos liquida. ¡Falta poco!