Entrevistas en dos tiempos
Gracias a la generosidad y al cariño de unos de nuestros queridos sobrinos tenemos el placer de leer el libro de “Las entrevistas de la Venezuela imborrable (Editorial Libros Marcados, 2008), escrito por la eterna Isa Dobles.
No la conocemos personalmente. Hemos estado atentos a lo que hace, unas veces cerca, otras, muy lejos.
La entendemos una persona con inquietudes muy diversas. Vida complicada desde la niñez. Influenciada políticamente desde diversas trincheras. Adeca desde sus primeros años pues su padre, Alejandro Oropeza Castillo, fue un baluarte de ese partido. Luego, con el correr de los años y las múltiples influencias recibidas, se orientada hacia la izquierda hasta el extremo de contar con la amistad de Fidel. Apoyó contundentemente la campaña de este régimen y ahora, cuando se acerca a las tres cuartas partes de la vida, regresa a pensamientos racionales.
Escudriña en el baúl de sus labores y actualiza, con comentarios de hoy, varias entrevistas, diez, que nos narran sus experiencias con sendos valiosos venezolanos. Tres que nos acompañan y siete que ya nos abandonaron, después de fecundas vidas.
María Teresa Castillo, esa capitana de la Cultura con mayúsculas. El imponderable Simón Díaz que acaba de recoger una distinción que, aunque abundante y como dijimos en su oportunidad, enaltece a la organización que se la otorgó, lo coloca dentro de la lista de artistas del hemisferio. Y Pedro León Zapata, el obligatorio editorialista gráfico de EL NACIONAL, completan la lista de presentes que siguen actuando como en sus años mozos.
Antonio Lauro, Arístides Bastidas, Francisco Herrera Luque, Rafael Pizani, Luis Beltrán Prieto, Alí Primera y Billo Frometa hacen el grupo de personas notables que por razones difíciles de entender están marginadas en la historia del país y algunas, mucho más grave, se les ha tergiversado su tránsito y sus actuaciones.
Sin menospreciar el análisis de las vidas de los artistas, queremos destacar que la Dobles como la conoce el vulgo- dedica espacios importantes a tres adalides de la instrucción, Lauro, Prieto y Pizani, dedicaron sus vidas a lo que consideramos la tarea que, de manera más perniciosa, se ha descuidado en el país.
Muchas veces nos hemos preguntado, a solas, que hubiera sido de Venezuela si Prieto hubiese accedido a la primera magistratura. En la entrevista se analiza ese evento más como suceso político que como accidente social.
La educación venezolana está en terapia intensiva. Los institutos de educación privada, que durante casi toda la historia han sido los de mejor desempeño, están amenazados de muerte pues mientras el gobierno decreta aumentos generales de sueldos y salarios acordes con la desgraciada inflación que sufrimos, a dichos institutos se les condena a aumentos de matricula que no los permiten. Toda una canallada.
Pizani dedicó su actuación, desde los más altos niveles políticos, a que la educación pública compitiera con la privada y fuera la que los venezolanos merecen.
Lauro, combinó su arte con su pensar, dictó cátedras de música, de bonhoma e integridad desde varios de los mejores liceos públicos de Caracas.
Gracias señora Dobles.