Entonces si
He visto con detenimiento los desbordados ataques de Chávez contra la Iglesia, y muy especialmente contra algunos de sus más distinguidos representantes. La furia de quien gobierna al país a su libre albedrío no se dejó esperar ante las reflexiones de la Conferencia Episcopal que en breve síntesis se podría expresar de esta manera: no hace falta una reforma de una Constitución esgrimida en un pequeño libro azul ante los ojos de todos los venezolanos y venezolanas como la mejor del mundo que iba a durar no menos de quinientos años.
Los Obispos afirmaron con absoluta claridad que no se requería de una Reforma para involucionar al país y que, además, dicha Reforma no resolvería los acuciantes problemas que agobian a los 27 millones de venezolanos, incluida la parte del chavismo más pobre, como son la inseguridad personal, el desempleo, la falta de viviendas y de servicios públicos algunos de los cuales se encuentran en su más bajo nivel.
Los estudiantes han colocado en la calle el tema del derecho a la vida hoy pisoteado al conocerse el número de víctimas semanales que supera lo que arrojan guerras civiles, como la de Colombia, o en Irak. Igualmente la defensa de la Autonomía Universitaria como garantía de la pluralidad de pensamientos en una enseñanza a tono con la revolución científica técnica que se desarrolla a escala planetaria.
De una forma grosera se le exige a la Iglesia no “meterse” en política. Y esto lo corea gente que aplaudió las gestiones de Monseñor Romero en El Salvador para lograr la paz o del Cardenal Henríquez para enfrentar la feroz represión de Pinochet o de Monseñor Cámara en el Brasil para urgir programas contra el hambre. No faltan hoy chavistas que reconocieron el valiente gesto de la Iglesia a través de la Pastoral de Monseñor Arias el primero de mayo de 1957 que sirvió de trascendental impulso en la lucha contra la dictadura militar de Pérez Jiménez. Cuando todo parecía “tranquilo” y una dictadura férrea que a nombre de la fuerza armada iba a durar más de cincuenta años, la voz de la Iglesia se dejó oír para desnudar toda la situación social deprimente creada por la dictadura.
Entonces sí, en todos los casos citados, era importante la voz de la Iglesia. Ahora no. Ahora son “peones del imperialismo y de la oligarquía”. ¡Que fácil manera de hacer política, de escribir la Historia y desgobernar a un país! Nunca como hoy es necesaria la presencia de todos los que queremos vivir en democracia con justicia social. Enfáticamente; No a una Reforma que marcará una involución de Venezuela.