Opinión Nacional

Encuestas presidenciales vs. El cochino de Kiev

Al pulpo Paul in memoriam

Con profunda satisfacción bolivariana leo la noticia que resolverá todas nuestras diferencias políticas, según la cual: “un cerdo adivino de 380 kilos emulará en la Eurocopa de Ucrania y Polonia al famoso pulpo Paul a la hora de pronosticar los resultados de los partidos durante el torneo futbolístico continental que arrancará el próximo 8 de junio. El singular y único cerdo profeta, un auténtico cochino ucraniano, adivino y profundo conocedor de los secretos del fútbol residirá en un lugar especialmente habilitado en la “fan zone” de Kiev”, informó hoy el Ayuntamiento de Kiev en un comunicado. Según la fuente, el cerdo, que realizará sus pronósticos diariamente a las 16:00 hora local, “tiene un carácter bueno y alegre, y lo más importante, le gusta el fútbol”.  El cochino se encargará de vaticinar los resultados de los partidos de la Eurocopa con la ayuda de dos platos con comida que portarán las banderitas de los dos países contrincantes, según las agencias locales. Por el momento, se desconoce el nombre del animal que se concentrará en su tarea de vaticinar los resultados de los encuentros en la histórica plaza de la Independencia o en la céntrica avenida Kreschatik, los dos lugares de la capital ucraniana donde se instalarán las “fan zone”.

Creo que en nuestro incomprensible afán de construir encuestas electorales, de uno y otro bando, en las  que después nadie cree; lo mejor sería que CADIVI asigne  – como lo hizo con Pastor – un cupo grande de los apetecidos US$ para traernos en  establo volador  al cochino de marras. Sería ideal contar con su atinada premonición para evitar la creciente desconfianza en las actuaciones del Poder Electoral, y en las amañadas encuestadoras de tirios y troyanos.

Al cochino, ubicado a sus anchas  en  la renovada Plaza Bicentenario, le daríamos de comer al caer el sol para que con su olfato gastronómico nos ilumine acerca del destino final de la contienda presidencial. Será necesario,  por supuesto,  un pacto nacional para que ambos bandos acepten sin ambages la decisión del cochino ucraniano.

A estos efectos, al bienvenido cochino de Kiev se le pondrá a escoger entre dos platos  suculentos: uno contentivo de topochos, caraotas, dulce de lechosa y cola de baba a la parilla, el otro, contará con un BIG MAC, Ketchup, papitas fritas y una COCACOLA grande. Ya lo sabemos, por las reglas de juego electorales preestablecidas: si el  iluminado animal escoge repetidamente el primer plato, tendremos Líder para rato; si, por el contrario, engulle con avidez porcina el segundo – ¡ay papá! – los rojo – rojitos deberán emprender  a vía a la playa de Varadero para irse a descansar en la Isla de la Felicidad, si es que todavía los Brothers caribeños quieren recibirlos.

Como la campaña es larga, propongo que nuestro sabio Comandante – quien como Rómulo Gallegos –  le pone nombre  a nuestras cosas y nos enseña  a nombrarlas, destine su merecido tiempo de ocio a escoger un verraco alias revolucionario, estilo FARC,  para el innominado cochino de Kiev.

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