En defensa de la ULA
La ola de atropellos, de ataques verbales, violentos y desproporcionados contra la majestad, el prestigio, la tradición y la autonomía de la bicentenaria Universidad de los Andes no tiene parangón con ningún otro momento y etapa en nuestra historia republicana. Una cosa es reconocer los desordenes que se han sucedido en el núcleo Liria que agrupa a las facultades de Ciencias Económicas y Sociales, Humanidades y Educación y Ciencias Jurídicas y Políticas y otra muy distinta es expresar la naturaleza violenta de la institución y de los propios estudiantes.
La embestida y los excesos que nuestra Alma Mater ha soportado, repito son desproporcionados, no sólo lo referido a la violación (por la causa que sea) del recinto universitario, sino además de representantes del alto gobierno nacional desde ministros, diputados, etc, etc, sino además de parte de personeros del gobierno regional y cuerpos de seguridad del Estado. No podemos jamás aceptar el uso de la violencia como elemento y recurso de presión. El recurso emanado del TSJ que deja sin efecto las elecciones estudiantes es una burda maniobra del oficialismo con el único fin de no medirse, no contarse, tal vez por la certeza que tienen de la derrota, y sin embargo, la inmensa mayoría de los universitarios por respeto al Estado de Derecho y a esa justicia que a veces es injusta, como sucedió con la suspensión de las elecciones, acatamos la decisión.
Sin embargo, el problema de fondo en la actualidad no es la suspensión de las elecciones, que de hecho es importantísimo, sino la actitud categórica de atropello, hostilidad y descalificación que la noble casa de estudios fundada por Fray Juan Ramos de Lora esta recibiendo, y donde queda claro que hay una campaña malsana, dañina, destructiva y antidemocrática de una serie de organizaciones, personeros, y activistas, en su mayoría seguidores del proceso y la llamada “revolución”.
Ahora resulta que la esencia de la Universidad de Los Andes es la delincuencia, el terrorismo y la guarimba. Nada más alejado de la realidad que tal pretensión, como universitarios sólo nos queda recordarle al país y fundamentalmente al oficialismo, que la ULA es orimulsión, es docencia, es investigación de punta, es extensión. Esta Universidad tiene una tradición de más de 220 años de vida, gesta y aporte a Mérida, a los Andes y al país. Esta Universidad otorga no sólo títulos de pregrado, especialización, maestría y doctorado en los más variados campos del saber. Además, esta Universidad es un reservorio natural de investigadores acreditados no sólo por el PPI sino además por instituciones y organismos internacionales. La ULA cuenta con reconocidos Centros e Institutos de Investigación. La ULA fue la casa de estudios, la gran familia universitaria que estuvo al lado del pueblo cuando ocurrió la tragedia del Valle del Mocoties.
No se puede desconocer de un plumazo o en una declaración ligera e irresponsable, lo que la Universidad de Los Andes ha sido, es y seguirá siendo. Como universitarios reprochamos no sólo la violencia que algunos supuestos “estudiantes” han desatado e igualmente rechazamos la ola de descrédito y escaneo público al que ha sido sometida nuestra Alma Mater. Esta Universidad esta por encima de las apetencias de algunos grupillos y supuestos “lideres”. La Conferencia de Prensa pronunciada por el Rector, Prof. Léster Rodríguez Herrera el pasado Lunes 29 de mayo de 2006, recoge no sólo la aspiración y el quehacer de los universitarios de Mérida, sino además, dejó claro con informes y pruebas irrefutables, que parte de los improperios pronunciados contra la Universidad están fuera de lugar, además de ser infundados y no corresponderse con la esencia de la universidad como es la tolerancia, el pluralismo y el reconocimiento del otro.
Esta Universidad vigorosa, responsable, pertinente, plural, democrática y con un prestigio e historia obtenida en buena lid, a partir precisamente de lo que ha hecho es más de doscientos veinte años, como ha sido enseñar, formar, investigar y aportar al país nacional, no sucumbirá ante los embates y antiposturas de quienes olvidan que esta Alma Mater es y será la casa que vence la sombra. Nuestra únicas armas han sido y seguirán siendo el dialogo, las ideas, el conocimiento, los libros, los laboratorios y el magisterio de la docencia.