Empuñando el miedo
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¿Sucumbiremos al miedo? Porque la arremetida es fuerte y vendrá peor
Como todo régimen dictatorial, el de Hugo Chávez se ha mantenido en el poder echando mano de todos los recursos económicos, políticos y culturales a su alcance. Pero en la medida que menguan los petrodólares para comprar simpatías y el desencanto popular se hace sentir tras 10 años de destructiva gestión pública, el miedo se torna en su más poderosa arma de control.
De allí el reciente aumento y abuso gubernamental de la persecución política y la represión en contra de sus oponentes, de las violaciones a los diversos derechos y libertades de los venezolanos, y del lenguaje blasfemo con que se humilla la dignidad de los compatriotas. De allí también los crecientes ataques a países «enemigos», los irrespetos a las normas internacionales, los inventos conspirativos y las compras innecesarias de armas. Lo que le falta al chavismo es confesarse comunista en el próximo 19 de abril.
Todas estas desmesuras sólo buscan la intimidación dentro y fuera del país. Bien sabe la élite militarista que nos desgobierna de la mano del castrismo cubano, que el miedo es una de las herramientas más eficaces para lograr el letargo, la mudez, la parálisis de una sociedad. Hay dos formas, decía Maquiavelo, por las cuales los gobernantes se hacen obedecer de sus súbditos: haciéndose amar o temer.
¿Sucumbiremos al miedo? Porque la arremetida es fuerte y vendrá peor.
Es cierto que, a 8 años del 11-04-02, la mayoría de los venezolanos continuamos en pie de lucha. Las protestas diarias, los sondeos de opinión y los esfuerzos de la Mesa de Unidad, así lo demuestran. Pero a la vez se observa una peligrosa calima de hartazgo y apatía cayendo sobre el vigor popular. Ello no es sólo culpa del gobierno y su vertiginosa ristra de ofensas diarias; también se debe (no nos engañemos) a la conducta de la dirigencia opositora. Si no terminamos de ver en ella una unión real y una brega democrática clara, infatigable, implacable, en pro de sus metas políticas, sí que podríamos sucumbir.