Elecciones primarias y estado de derecho
Sin aspirantes no hay primarias. Es casi unánime la opinión favorable a ese procedimiento para escoger el candidato. Pero cuando asoman nombres de potenciales candidatos, una suerte de jauría comienza a lanzar dentelladas descalificadoras. Ninguno reúne requisitos. Los cabezotas sólo aprobarían la figura reflejada en el espejo de su baño cuando se rasuran. Cochina envidia. Porque para ser candidato se requiere mucho más que imagen mediática y cualidad de analista. Indispensable la vocación para un oficio demoledor acompañado por la ingratitud. Conocer y proponer soluciones viables a la problemática nacional. Equivocarse y tener valor para rectificar. Conformar equipo y no temblar para tomar decisiones riesgosas.
Por sobre la crítica frívola y sin fundamento, la sociedad demanda la presencia del candidato presidencial de la oposición ahora. Las organizaciones integrantes de la MUD disponen en sus activos humanos, de militantes e independientes, ciudadanos aptos y dispuestos a ser el primer empleado público de los venezolanos. La colectividad más politizada espera que la fecha no trasponga el mes de Diciembre, para incorporarse a la tarea motivacional de quienes desean derrotar el autoritarismo, pero desconfían de la fuerza del voto y de la entereza de quienes lo defenderán.
Al respeto debido a la exigencia ciudadana, es menester agregar tres aspectos de singular importancia. Tiempo para que quienes no fueron escogidos apliquen árnica en las magulladuras y, entusiastas, laboren por la reconquista de la democracia. Disponer de un año para que el candidato recorra el país hasta en los más apartados caseríos, anunciando lo que se propone hacer y constatando la miseria que oprime al venezolano humilde, para viabilizar las soluciones diseñadas. Estar blindados contra expedientes prefabricados. La MUD debe escudriñar hasta en los mínimos detalles de la conducta pública y privada del candidato. Conociendo las trapacerías del Comandante Bellaco en Jefe y su claque, así como el control ejercido sobre el CNE y los jueces, es imperativo prepararse para respuestas contundentes.
Para concluir, hago mía la proposición formulada por Eduardo Samtey, en artículo publicado en el diario El Nacional, que palabras más palabras menos dice: quien ocupe el segundo lugar en la elección primaria, debe ser designado(a) Vice-presidente(a). Cubrirían, en un día, más territorio. Yo agrego: tendrían mayor centimetraje en la prensa escrita y espacio en los medios radioeléctricos; desinflamaría los chichones dejados por las primarias, calafateando la unidad; tomaría el testigo en caso de un “maldito-sea”; juntos tendrían mayor fuerza para poner en su sitio al CNE y, además, la dupla sería equipo compenetrado desde sus inicios en el ejercicio del poder.
