El vengador anónimo
Una de las características singulares que más nos ilustran el panorama cambiante de la política latinoamericana es precisamente lo que muchos autores han denominado la “personalización” “informalización” y “mediatización” de la política, que se expresa* en el surgimiento y avance de líderes que surgen de, fuera y en contra de los partidos. Algunos califican a dicha actividad y fenómeno como la antipolítico.
La antipolítica es un fenómeno relativamente reciente, que engloba un conjunto de prácticas políticas que se caracterizan ante todo, por una ruptura con las prácticas políticas tradicionales desarrolladas principalmente a través de los partidos políticos y los políticos profesionales. Por ello en gran medida observamos el apego a prácticas y conductas de corte antipartido y en algunos casos antisistema, desarrolladas por los outsiders y los nuevos caudillos de la política.
Conviene agregar ahora que la unión de las dos caras del nuevo sujeto de la política nos lleva al planteamiento original, el cual parte de la tesis de que la antipolítica engloba y abarca un conjunto amplio de tendencias, actitudes y prácticas que van desde la acción desarrollada por los outsiders, pasando por la llamada personalización e informalización de la política, hasta incluso la “mediatización” de esta (principalmente a través de la intervención de los medios de comunicación social en la política, principalmente la televisión) que en palabras de Sartori denominamos “videopoder y videopolítica”
En consecuencia, el análisis de nuestro presente, de nuestra realidad, nos obliga a redefinir las visiones del pasado y del futuro en relación a la política venezolana, en donde precisamente encontramos un escenario confuso y cambiante, donde observamos el avance de nuevos actores que implican un replanteamiento en las maneras de concebir y hacer política, de allí la importancia del análisis de las prácticas, actores y orientaciones.
Precisamente uno de los indicadores que revela un cambio en los estilos, pautas y orientaciones es la emergencia de nuevos actores sociales capaces de reemplazar antiguos proyectos, modelos y estilos y abrirse paso en la historia y en el nuevo contexto latinoamericano, donde los outsiders y la antipolítica tienden a consolidarse como una tendencia a tomar en cuenta y que presupone un reto a la propia institucionalidad democrática.
Por consiguiente la antipolítica como nueva política, presupone de acuerdo a muchos autores, una reestructuración en las maneras de concebir y practicar la política y por ende implica necesariamente una reestructuración de la relación entre la política y el ciudadano común, entre la sociedad y el Estado, así como también el surgimiento de nuevos temas, debates e intereses y por supuesto, estas nuevas formas de hacer política conllevan una transformación y/o “metamorfosis de la representación”.
Lo cierto del caso es que la candidatura de Dr. Benjamín Rauseo el popular Conde del Guacharo, no sólo replantea las estrategias y los esquemas de la oposición sino del propio gobierno. La puesta en acción de este outsider ha colocado en luz roja a muchos candidatos, algunos hablan de que se trata de tsunami político que puso a jugar banca a Julio Borges, Teodoro y otros más. El Conde del Guacharo es la expresión más acabada de este laboratorio inmenso y confuso en que se ha convertido Venezuela.
El problema o la incertidumbre no es que el Conde del Guacharo este lanzado, sino que tenga posicionamiento en el escenario político – electoral venezolano. Varias lecturas pueden hacerse pero una que destaca esta referida al hastío del pasado y de la llamada política tradicional, en simultaneo se percibe también un hastió y rechazo a la actual política hostil, irresponsable e ineficiente del presidente Chávez y de quienes gobierna. De tal manera que frente a la debacle e incapacidad del gobierno y de la oposición por ofrecer causes lógicos, propuestas viables y esperanzas, buena parte de los venezolanos han optado por apoyar a esta suerte de vengador anónimo. Porque el Conde el Guacharo es nuestro Chales Bronson criollo. Veremos…..
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes