El tupé del señor Ministro
Hace algunos años, no recuerdo bien en cuál año, en cuál mes, en cuál día, pero fue en alguna de su larguísimas peroratas, el Presidente Chávez le preguntó a Maripili Hernández, que para la época ocupaba alguno de los muchos cargos que ha tenido en este gobierno, que a cuánto estaba el kilo de pollo. Maripili, con su faz de cantante de ópera china (incluido el grueso maquillaje), no tuvo de otra que contestar con risita nerviosa que no tenía ni la menor idea.
Este gobierno se caracteriza por tener funcionarios y ministros, diputados y magistrados, alcaldes y gobernadores que no tienen ni la más pequeña idea de las realidades que vive el ciudadano de a pie. En aquella oportunidad, Maripili no hizo ni amago de pretender disimular o inventarse una respuesta. Ello no es lo común. Lo usual es escuchar a altos funcionarios declarar con cara de “me las sé todas más una” sobre temas en los que nadan en la más absoluta ignorancia. Y lo hacen así, sin prejuicio alguno, con mirada de soberbia compulsiva.
La historia a lo largo de estos años ha sido pasmosa. Uno tiene la sensación que estos señores piensan con faltas de ortografía, de gramática, de semántica, de inteligencia. Y que creen que la burla, el cinismo y el sarcasmo son la más acabada expresión de la patente de corso que obtuvieron en cada elección que el CNE ha tenido a bien otorgarles, ganaren o no.
Diariamente alguno de estos señores nos obsequia alguna babosada de esas que producen espasmos en el occipucio. Aún está fresca en nuestra memoria la bufada del hoy Ministro Carreño cuando nos espetó, así, a bocajarro, sin anestesia, aquello del Directv bidireccional, que permitía el lavado de cerebro y la siembra de mensajes subliminales en las mentes de los telespectadores. Lo dijo con impudicia, con el desparpajo de quien carece de uno de los más básicos sentidos: el sentido del ridículo. El asunto le dio la vuelta al globo terráqueo, pero Carreño se quedó como canta la cuña, como si nada…
Pero lo de esta semana bien puede superar los propios records impuestos por este régimen. A según el Ministro Oropeza, en Venezuela no hay desabastecimiento, al menos no como tal. Lo que ocurre es que los venezolanos, por virtud de la pasmosa mejoría en nuestra calidad de vida producto del extraordinario impulso que el gobierno ha dado al bienestar de los ciudadanos, estamos comiendo mucho más, tanto como cinco veces más. El Ministro está preocupado porque a este paso nos encaminamos hacia convertirnos en una nación supra-alimentada, enferma de tanto comer.
Bajo su boina terciada, el Ministro Oropeza de seguro esconde algo. De seguro es el tupé, sí, el tupé que hay que tener para declarar semejante barbaridad. Es obvio que el señor Ministro desconoce que en este país algo tan elemental como lo es comprar alimentos es todos los días un cada vez una más difícil proeza. Es caso perdido pedirle que haga bien su trabajo como Ministro de la Alimentación. Podemos al menos esperar que el señor Ministro tenga al menos la bondad de pasearse alguna vez como simple comprador por los mercados, y la gentileza de no burlarse de los ciudadanos de a pie.