El truco de la agenda de la agenda de la agenda
Lo decimos a cada rato. Lo dice todo el mundo. Desde analistas, pasando por dirigentes de la oposición hasta aterrizar en la gente común, todos saben que parte importante de la estrategia chavista, cubana en realidad, es crear temas de impacto que se colocan rápidamente sobro otro anterior que a su vez había sustituido a otro tema anteriormente. Muy cubano todo el cuento. Una estrategia vieja, tan vieja que hasta Hitler y su famoso ministro, se cansaron de embadurnar a sus paisanos a punta de agenda sobre agenda.
Sin embargo, seguimos en los rieles de lo que Chávez impone. Es difícil no hacerlo. Por eso muchísima gente, a pesar de ver a micomandantepresidente en un estado lamentable, no creen en la enfermedad del caudillo. Sale hinchado, sin cabellos, con dificultades para respirar, voz quebradiza y serias dificultades para caminar, y no lo creen. Dicen que ha engañado tanto al país que esto es otra agenda cubana. Sale muy flaco, con mucha ropa encima, ojeras, inflamación debajo de los ojos, dos rayitas como ojos, con discurso mal llevado y dubitativo y con problemas hasta para subir las escalerillas del avión, y no lo creen. No está enfermo. Es un teatro. Podrá llorar, pedir perdón, arrodillarse, llamar al Papa y tomar agua bendita con pitillo, y no le creerán.
Sin embargo, a pesar de que nadie cree lo que dice y menos lo que promete, ahí está ganando en las encuestas o, en el peor de los casos, empatado. Eso quiere decir que la estrategia cubana de mentir en escalera, funciona. Y muy bien. El país acaba de pasar justamente por otra prueba de sopa cubana: las fiestas patronales de abril. Todo 11 tiene su 13. Una retahíla de cuentos viejos colmaron los medios gobierneros. Es una metralla de mensajes lo que mantiene a Chávez y su gestión lejos de la agenda pública, aunque muchos traten de discutir sobre seguridad, delincuencia, inflación, escasez, desempleo, terrorismo, narcotráfico y toda esa larga lista de calamidades que tendrían fácilmente en 10% de aceptación a cualquiera que aspire a ser presidente después de casi 14 años dinamitando todo.
Pero es que los cubanos son inclementes. Sale la hija con un fajo de dólares en las redes, se va a Cuba, otra vez radio, otra vez quimio, estoy curado, no estoy curado, expulsan a Aponte Aponte y éste corre a chismearle al FBI, no va a la Cumbre, crea el comando antigolpes, dice que lo quieren matar, coloca las prestaciones de todos los trabajadores en camino directo al bolsillo de los chavistas, que lo vieron en silla de ruedas y con mascarilla de oxígeno, que Maduro notó algo extraño en la conducta sexual de la oposición, que Diosdado se quiere quedar con la silla.
Mucho con bastante.