Opinión Nacional

El terrorista que llegó del calor (III/IV)

“… El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan…”

Arturo Graf (1848-1913)

Confirmando

Basta con leer el contenido de las noticias sobre los anuncios presidenciales concatenados con el hacer y acontecer diario de la revolución bolivariana, para percatarnos de lo que pareciera ser en la definitiva de este asunto con tantas aristas, que: Venezuela ha entrado de lleno en el mercado de la maquila.

No significa ello que se hayan creado nuevas fuentes de trabajo para los naturales y residentes del país, ni que el proceso de industrial propio a países del tercer mundo, se esté trabajando con textiles; no, no se trata de eso.

En el proceso maquilador, pareciera, operan en su gran mayoría obreros naturales extranjeros, especializados, entrenados, coordinados, dirigidos y supervisados por cuadros medios y superiores que no necesariamente responden a los intereses nacionales de Venezuela y su población.

Más aún

Si bien como maquiladora existen las instalaciones físicas, maquinarias y capacidades técnicas para el ensamblaje de equipos a semejanzas de una cualquiera de las ensambladoras de vehículos que operan en Venezuela, también es cierto que muy pocas, limitadas o ningún habitante del país ajeno al círculo del poder, ha podido o puede pedalear una bicicleta, disfrutar de un vehículo u operar un tractor iraní; tres equipos cuyas piezas mecánicas, motores y demás aditamentos hayan sido fabricados e importados desde Irán y ensamblados en Venezuela.

Después de tanta fanfarria y tanto tiempo transcurrido desde la firma de los acuerdos e inauguración de las empresas, pareciera que aún en el mercado venezolano, ninguno de estos tres equipos para el transporte y la labor agrícola se exhibe, ni está disponible para el consumidor venezolano interesado. Excepción de algunos que fueron importados inicialmente como ejemplares de muestra.

La guinda del pastel

Las informaciones hasta ahora conocidas, señalan que el buque alemán Francop navegando bajo la bandera de Antigua y transportando –oculto tras mercaderías variadas en el interior de contenedores– un masivo embarque de cohetes de distintos modelos, municiones y de otro armamento pesado con una carga total de  quinientas toneladas, habría sido estibado y comenzó su travesía en puertos de Venezuela; luego en su ruta atracó brevemente en Irán antes de dirigirse por el Canal de Suez a su destino final; momento en que fue interceptado comandos israelíes y abordado estando a cien millas de las costas de Israel.

Dos evidentes detalles saltan a la vista y han de señalarse a propósito de esta información no desmentida.

El primero se refiere a la bandera de Antigua bajo la cual navegaba, al parecer desde puerto venezolano, el buque con las 500 toneladas de cohetería, municiones y otros armamentos; precisamente, isla que resulta ser la sede del famoso banco objeto de una rápida, aparatosa y complicada venta forzada que permitió a los interesados, mantener el secreto sobre la identidad de los cuenta habientes y, sobre todo, los montos de sus fondos depositados: Stanford Bank. (09/06/09; http://www.noticiascentro.com/noticias/detalle/1826)

Y Antigua, es el lugar donde se quedaron definitivamente los dineros depositados por los residentes en las oficinas venezolanas de Stanford Bank y antes de esa venta. Precisamente y a la sazón, también, resulta que el gobierno de Antigua que se recuerde, ha sido el beneficiario de uno de esos tantos “regalos” líquidos del líder de la revolución bolivariana: US$ 50 millones.

El segundo detalle, indiscutible presumir que la breve estadía del buque alemán Francop con su cargamento de quinientas toneladas en cohetería, munición y otras armas, en un puerto de Irán,  tuvo en su momento un objetivo preciso: Completar el cargamento.

Y ese complemento indispensable para los cohetes, siendo éstos de distintos modelos, no puede ser otra cosa distintas: Las espoletas.

En otros términos

Suficiente los distintos y variados elementos de información, no refutadas en ninguna de sus particularidades por el gobierno venezolano, tanto, que permiten especular.

Si bien las ensambladoras iraníes en territorio venezolano, no ensamblan ni salen de sus líneas de producción, ni bicicletas, ni vehículos ni tractores agrícolas, también es cierto que no parecen estar inactivas del todo puesto que pudieren estar ensamblando otros productos que, semi terminados, luego son enviados a Irán donde se complementa la carga con otros aditamentos, y de allí, a los socios, unidades operativas, clientes y/o beneficiarios de los intereses de Irán en otros países.

Dentro de esa producción, bien pudiere estar el ensamblaje de piezas de muy especializado y complejo manejo, cuya labor o actividad maquiladora está en manos de personal especializado y no precisamente venezolano.

El trascendente asunto de las espoletas comentado, tiene dos lecturas: La primera, revelaría que el gobierno iraní de esa forma y mediante ese método, mantiene el preciso control sobre la actividad, el personal y la producción de esa o esas líneas de montaje, desde el momento en que, aún existiendo la capacidad instalada en Venezuela, no reside en este país ni en manos de  ninguno de sus residentes, la decisión última en cuanto a la producción, distribución y ulterior uso de los equipos y productos ensamblados. Segundo, por tanto, la política de Irán, su estrategia y su táctica, a pesar de los acuerdos firmados y la letra menuda, responden y responderán siempre y exclusivamente a los intereses de la política internacional iraní.

Venezuela y su gobierno revolucionario para Irán, vienen a ser sólo parte de esa comentada estrategia de la aproximación indirecta. Por cierto, luego de lo expuesto, nada de indirecta tiene.  

Desconfianza

Razón suficiente existe para la duda en cuanto a los objetivos a mediano y largo plazo de las “políticas” del gobierno revolucionario a la luz de sus efectos sobre el Estado, el territorio, la población y el gobierno: La praxis, puesto que de un confeso líder marxista en funciones de gobierno se trata.

En múltiples notas anteriores se han tocado variadas aristas del tema del poder y su ejercicio en estos ya once últimos años de gobierno en Venezuela:

Uno: Hasta el punto de poner en duda que éste, el poder de decisión y de acción, resida y esté suficientemente asegurado y en las manos, que sea atributo real y efectivo de la voluntad política  del teniente coronel (r) Hugo Rafael Chávez Frías.

Dos: Cuando se ha planteado el problema de la interpretación en cuanto a los elementos de juicio y la capacidad para poder dilucidar si, frente a una u otra particular decisión o circunstancia de esta  “política revolucionaria”, se trata en definitiva de la política de los delincuentes o la delincuencia en política.

Tres: Cuando ha quedado a la luz como práctica consuetudinaria del líder máximo de la revolución bolivariana Hugo Rafael Chávez Frías, lo ya hecho costumbre: Frente a situaciones graves externas, lo primero que hace es tomar su avión para un viaje a Cuba para consultas.

Cuatro: Cuando frente a las situaciones graves internas, de parecido género a las anteriores, el líder opta sea por otro viaje a Cuba, sea por lo que los expertos, conocedores y analistas políticos han definido como la huída hacia delante.

Toca pues entonces, intentar, desde nuestra limitada perspectiva policial y quizás entrando en conflicto con los esquemas habituales aplicados en las clásicas teorías políticas en manos de los expertos y conocidos analistas, una pincelada de lo que se percibe como los orígenes del complejo de circunstancias.

Sigue IV

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