El Tercer Sector
En el 2001 tiene que surgir en el país una fuerza política alternativa ante el régimen actual. Distinta a la quinta República y a la nueva derecha del social liberalismo. Alternativa suficientemente convincente en lo ideológico, en lo organizativo y en lo moral para que prenda como opción viable ante la frustración de una gran parte de la sociedad. Su ausencia genera vacíos peligrosos para la estabilidad interna. Situación que estimula el surgimiento de diferentes tendencias de activistas, fanáticos y fascistas quienes pueden accionar hacia la violencia desgarradora en un futuro cercano.
El tercer sector tiene que concebir un proyecto de cambio nacional que pueda dar respuestas objetivas al gobierno, restarle espacio a la quinta república y superar a la derecha. Aunque la cultura política de Venezuela es de derecha y por esa razón las fuerzas reaccionarias nunca han perdido espacio en el control del poder, el tercer sector no parte de cero. Existe la experiencia, los ideales y estructuras organizadas que han sobrevivido a la estampida del 30J. No obstante, la propuesta debe considerar los nuevos elementos que ha engendrado la política del régimen durante el período de transición y los acontecimientos geopolíticos del mundo que han definido el Nuevo Orden Internacional.
Contribuye con la reagrupación de este sector la entereza de quienes se han mantenido firme en sus principios y no han caído en la tentación de ceder ante la fascinación del poder. Sin embargo, hay que resolver las incongruencias históricas que la izquierda ha venido arrastrando. Dogmatismo, sectarismo y hegemonía tienen que desaparecer de su práctica. Visión humana del progreso y confraternidad entre los hombres serán las líneas que orienten las metas de su planes. La concepción de gobierno debe ubicarse como un ente político subordinado a las expectativas del colectivo nacional, a los objetivos de libertad y al pleno desarrollo de la humanidad. Autogestión, comunidad organizada y bien común deben satisfacerse para alcanzar los estadios de democratización global del colectivo nacional.
Por otro lado, el tercer sector tiene que romper con la ambigüedad. Alargar la espera de ver lo que pasa y concederle la virtud de la esperanza al gobierno es cederle terreno a la derecha. Esa indefinición ha atentado mortalmente contra su presencia en la calle. Quienes venimos y luchamos por el proyecto de la quinta República hemos sido defraudados. Quienes inclinaron sus simpatías hacia la propuesta que liquidaría al puntofijismo de la cuarta república se han frustrado. Ejemplo de ello es Moisés Moleiro, personaje emblemático de las luchas de la izquierda en Venezuela, quien asi lo reconoció públicamente a través de La Razón.
El poder se ha empleado para someter a la sociedad a una autocracia, arrojando altos niveles de corrupción. El concepto de Estado, la visión del mundo, la postura ante los cambios, la concepción de las relaciones de producción, los valores culturales del hombre, todas estas variables que definen un proceso de transformación no se han alterado. Siguen estando bajo la óptica de la derecha. Por eso Primero es Justicia ha ganado terreno político. Porque ellos cumplen mejor el rol de la reacción que le ha arrebatado la quinta república y sus organizaciones satélites.
El tercer sector tiene que construir su nueva referencia sobre la realidad. Producir teoría que pueda ser verificada en la práctica de la cotidianidad. Enaltecer los valores de las virtudes humanas de quienes dirigen la sociedad. Este es el reto para el 2001. El Centro de Estudios e Investigación es un punto de partida para analizar, enriquecer y concretar todas las generalidades expresadas en estas líneas. Formación política, producción intelectual y fomento de los valores morales son las herramientas iniciales para construir el tercer sector.
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