El Socialismo es una Religión Fundamentalista 2
Ya vimos que contrariamente a lo que se pensaba sobre las ideas político-económicas del pensador alemán Karl Heinrich Marx—sus afirmaciones; a pesar de que él era un públicamente reconocido ateo, no son más que la creación de una religión fundamentalista, basada en la doctrina del Hombre Nuevo, de la iglesia cristiana originaria; desarrollada tan antiguamente como el siglo primero de la Era Cristiana, en los escritos de uno de los primeros padres fundadores de la Iglesia: Origen Adamantius, quien nació en Egipto en el año 165 y murió en el año 254.
Tampoco son los pensamientos de Marx, un “socialismo científico” como lo llamó él para diferenciar sus proposiciones de las de quienes él llamó “socialistas utópicos”, ya que todas las ideas marxistas están fundamentadas en su interpretación personal de lo que él llamó “la historia”; porque no basta con llamar a cualquier cosa “científico o científica”, para realmente serlo, debe cumplir—como mínimo—los siguientes requisitos: (1) haber sido descubierta mediante el uso de la razón (el raciocinio) y (2) ser susceptible de ser duplicado exitosamente por otro científico o grupo de científicos, mediante la investigación y / o la experimentación—condiciones que no son cumplidas por las ideas marxistas—todo lo contrario—como lo ha demostrado todo socialismo real, que ha existido, seguir las ideas políticas y económicas de Marx, en vez de permitirnos llegar al Nirvana del Socialismo, nos conduce al colapso político y económico de la sociedad.
Las ideas de Marx sólo fueron sus opiniones; y como lo es en el caso de toda opinión; fueron simplemente hipótesis, que para ser convertidas en verdades, deben necesariamente ser comprobadas mediante la investigación científica y / o la experimentación—y basta con leer la historia del “mundo socialista” a partir del origen del primer socialismo real: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), nacida a partir de la Revolución Bolchevique de octubre de 1917; liderada por Vladimir Lenin y Lev Davidovich Bronstein (alias Leon Trotsky); para comprobar que las opiniones de Marx, no fueron más que puras supercherías.
Supercherías que pueden ser comparadas a las Revelaciones de los antiguos profetas de muchas religiones, o a las Visiones, de muchos otros líderes religiosos que han existido en el mundo—desde; por ejemplo, las del Profeta Abraham, que dieron origen a las actuales tres mayores religiones monoteístas que existen hoy (Judaísmo, Cristianismo e Islam), hasta las de Joseph Smith, que dieron origen a la Iglesia de Jesús Cristo de los Santos de los Últimos Días; mejor conocida como la Iglesia Mormón.
El socialismo inventado por el pensador alemán Karl Heinrich Marx; es una religión fundamentalista, porque al igual que todas las otras religiones fundamentalistas, se considera dueña de la verdad absoluta; verdad que no puede ser cuestionada y debe ser aceptada universalmente por todos los seres humanos—y aquellos que no la aceptan son considerados “herejes” (contrarrevolucionarios), que deben ser convertidos; y en caso de no aceptar la conversión, combatidos hasta su exterminio—como lo hicieron en muchas partes del mundo, los líderes socialistas, para sólo conducir a sus naciones a un predecible colapso político-económico. Para comprobar esto sólo basta con leer la historia de la URSS; de la China de Mao Zedong; de la Camboya de Pol Pot, de la Alemania Oriental gobernada por Wilhelm Pieck (desde 1949 hasta 1960) y por Manfred Gerlarch (desde 1989 hasta 1990), sin olvidar el reino de Erich Honecker (de 1976 hasta 1989); o la de la Cuba de Fidel Castro.
Y como toda otra religión fundamentalista; el socialismo ofrece un compendio de promesas que supuestamente conducirán a la máxima felicidad de todos sus adeptos—e igualmente invita a sus seguidores a despreciar los bienes materiales y dedicar su vida al fortalecimiento de lo espiritual—es este caso lo “espiritual” es definido como la solidaridad social y los ideales revolucionarios.
Y como veremos en próximas entregas; el socialismo; como cualquier otra religión fundamentalista, debe ser mantenido fuera de la política, por cuando conduce a sus seguidores a luchar contra las leyes de la naturaleza y particularmente en contra de la propia naturaleza humana, gobernada por el genoma que define a todos y cada uno de los seres humanos.