El Sentido de la Navidad
El tiempo de Navidad nos evoca la festividad o celebración por la venida al mundo de Nuestro Señor Jesucristo, lo cual es motivo de júbilo para todos los cristianos que profesamos nuestra fe en Jesús el Señor y que en el calendario está marcada el día 25 de Diciembre. Pero no es sólo ese el día de Fiesta, también lo son la preparación para esta fecha, durante las cuatro semanas anteriores al tiempo de Adviento y lo es también el día de los Reyes Magos o Epifanía del Señor, en la que Cristo es reconocido por otras culturas, mostrando de este modo su universalidad.
Sin embargo y como ocurre con muchas festividades religiosas, las celebraciones alcanzan a todos aquellos que las aprovechan para realizar actividades de recreación, esparcimiento, encuentro familiar y fiestas, aún cuando hayan tomado la determinación de no aceptar a Cristo como Dios y Señor.
Además de lo antes dicho, observamos como de un tiempo a esta parte algunas personas han preferido cambiar el Niño Jesús y el pesebre, por un “espíritu” al que se le rinde culto con su correspondiente ceremonial y se le hacen peticiones para el siguiente año, las cuales se guardan para comprobar cuales se han cumplido luego de transcurridos 365 días y se vuelva realizar la misma liturgia. Es la celebración pagana del Espíritu de la Navidad, que según nos dicen los conocedores del tema, cobra para muchos compatriotas más importancia que el día de Navidad, lo cual es aprovechado por el consumismo y vemos como se venden presuntas figuras que evocan la imagen de este espíritu.
El pluralismo nos enseña que debemos respetar las posturas asumidas por quienes no piensan como nosotros, no solo en lo político, sino también en lo personal y religioso, que por motivos de fe llevan a pensar y creer distinto, debiendo aceptar la convivencia interreligiosa.
Sin embargo, no creemos que sea coherente, al menos para los católicos, acudir a celebraciones y liturgias diferentes a las que tenemos por nuestra fe. Hermosas tradiciones como la Bendición de la Corona de Adviento, la Bendición del Pesebre o la Bendición del Árbol de Navidad nos permiten reunirnos en familia, en torno a la mesa o al nacimiento o al árbol, sin necesidad de recurrir a creencias ajenas a nuestra fe. Esto sin olvidar las alegres misas de aguinaldo y sobre todo la celebración del Día Nochebuena y sobre todo el Día de Navidad, fecha principalísima para nosotros los creyentes.
Quiera Dios que podamos volver a nuestras tradiciones y conservarlas como un valioso patrimonio, sin dejarnos contaminar por fenómenos consumistas, que en nada ayudan al crecimiento de nuestro espíritu y que solo benefician a quienes ven en estas manifestaciones la oportunidad de hacer negocios con la religiosidad popular. Que pasemos todos una Feliz Navidad.
lucasriestra@hotmail.com