El rol de las fan para salvar la cracia
No está en el espíritu del venezolano, ver hombres custodios de las armas de la República con balanza y metro para establecer tallas y pesos de la mercancía, que se vende a menos del precio de costo en los llamados mercados del “pueblo soberano”. Oficiales gerentes, suboficiales subgerentes y, soldados y clases verduleros. Todos bajo las órdenes de comerciantes inescrupulosos “revolucionarios”, quienes ayudan en la grande y engañosa “tarea social” de dar comida a los humildes, como a los vasallos del señor, del príncipe y del monarca, desbancando y distribuyendo los impuestos de los venezolanos en subsidios vergonzosos, que les quitan el hambre por un día y los ponen a pasarla por el resto del año. No puede pasar desapercibido el estado de degradación al que hemos llegado, cuando derrotados políticos de la fracasada “quinta republica” regresan a los roles del señor y el plebeyo, para enarbolar las victorias de Robin Hood en el siglo XXI. ¡Que tristeza, que dolor y que pena!
No hay dudas, que cuando termine la “quinta república” tendremos que cambiar hasta los límites del Estado, pero es fortuna para nosotros haberlo visto casi todo. Ya las sorpresas no son tales, porque los inventos de los quintarepublicanos no dejan de ser más que estúpidas maniobras en retroceso con tintes de grandes estrategias.
Ya el tiempo es finito, la amargura de la espera que nos hacía agonizar no tiene sentido, porque ahora la agonía es para estos depredadores, quienes se han dado cuenta que toda obra de teatro siempre tiene un fin y hacia él vamos a paso de vencedores, porque la derrota es de los sinrazón. Ya es pronto, y de la agonía solo queda el camino trillado, gracias a la acción cívica, constante y valiente de nuestro pueblo, de todos nosotros, que no nos dejan dudas, como que ya es un hálito internacional escribiendo una hoja clara y gloriosa en la historia contemporánea y sin precedentes en el mundo: una forma pacífica y en democracia para recuperar la libertad arrebatada por ignorantes, perversos y corruptos absolutistas, aunque para ellos ha sido un fracaso, toda vez que en sus mentes solo florece el arrebato momentáneo, para ver solo la lucha y no la guerra. La cruzada ha sido larga, pero productiva y ella nos ha permitido no quitar ojo a lo que viene ocurriendo en los altos poderes del Estado, que solo ocurren en un país de bufones como el nuestro. Mucho reglamento y protocolo, pero poco seso y gallardía. Unos, porque no asumen su rol y otros porque son desprestigiados por los dueños del poder. Pareciera que es de mucha importancia demostrar sabiduría accionando el poder total, con el fin de lograr un voto favorable, aunque la baba de la ignorancia les impida abrir la boca o pronunciar palabra. Es el caso de algunos diputados, magistrados y otros quintapoderosos, quienes solo viven como la cuaima, preparando la celada para quitar o apropiarse del mérito ajeno. Es de gravedad, algunos no solo tienen precaria presencia, sino que quieren demostrar cultura y capacidad, como si eso se adquiriera en el mercado.
Casos como Albornoz, Mezza, Tascón, María Cristina, Diosdado, Aristóbulo y otros revolucionarios, sin incluir los cínicos, son dignos de análisis, cuyas ideas son tan notables, que requieren mucha investigación para su interpretación. Pareciera que su agudeza les permitiera considerar cualquiera iniciativa con el valor de una feliz innovación y se estuviera ante la presencia de un genio; un verdadero valor productivo que genera confianza, conciencia, satisfacción y sabiduría, sin embargo, lo que logran es malestar, desconfianza, pesimismo, frustración y hasta rabia, al enterarnos que ellos creen que somos mentecatos y buscamos un dedo que chuparnos. ¡Que puerilidad¡
Es la pura realidad, de la que no podemos ni debemos apartarnos, para terminar de “ganar el juego”, pero esta realidad nos indica que no podemos apresurar las cosas hasta no consolidad cada victoria. Es cierto que hemos ganado varias batallas, pero también es cierto que no ha concluido la guerra, por lo que no debemos desviar el esfuerzo del grupo para favorecer parcialidades, con el fundamento de que “puede ocurrirnos lo mismo del 12 de abril, si no tenemos un candidato presidencial para enfrentar a Chávez” . Dos derivaciones sacamos de esta aseveración: la primera, que no es cierta esta premisa, porque el error de Carmona fue haberse reunido solo con un grupo de personas, que se creyeron dueños del movimiento y jugar un juego con cartas escondidas, a pesar del millón de personas que marchó el 11. Muchas de estas personas aún figuran entre bastidores, repartidos con los grupos que conforman los bastiones de la rebeldía. Su juego quedó al descubierto, pero ese no es motivo para dudar de ellos ni de otros y mucho menos menospreciarlos. Cada quien que asuma su responsabilidad y cargue con sus culpas. La idea de hoy es, primero ganar el juego o la guerra, sin descuidar la explotación de la victoria (estrategia del general).
En segundo lugar, el elemento indiscutible: para el 11 de abril se debió a que no había una planificación militar para una situación de abandono del poder como ocurrió, lo cual no hubiera sido problema, si no hubiéramos mantenido la idea de que era necesaria la acción militar o de los militares para consolidar la rebeldía civil. La gran demostración de esto es lo que ocurre en la plaza de Altamira. Es una aberrante idea que aun persiste, querer que sean los militares quienes rematen y consoliden el objetivo, pero sin participación política. Ambas cosas son indeseables por negativas. Las Fuerzas Armadas tienen su rol constitucional y los militares, que no son las Fuerzas Armadas, actúan para cumplirlo y hacerlo cumplir. Esto debe ser entendido, para no caer en provocaciones inconvenientes con los mandos y con los militares. Quien haya estado dentro, sabe que los militares son malos políticos y malos gobernantes. La razón, es que, afortunadamente no son formados para ello y, el conocimiento político que reciben es para ser buenos y obedientes ciudadanos. En todo caso, dentro de los cuarteles se barajan las perspectivas, ya que los jefes saben que terminado el circo hay cambio de payasos.
Es un error, muy grave, creer en las justificaciones que dan los actores del 4F. Nunca ha existido ni existirá una situación que justifique un intento de “golpe de estado militar”, porque esto solo ocurre en los países muy subdesarrollados, donde la ignorancia de algunos militares los lleva a creer que su “sabiduría”, surgida de los halagos, les permite deliberar y actuar para “salvar” la sociedad. Esto no es más que “gorilismo”, ayer, hoy y siempre. Pero no hay que negar, que en Venezuela, el “gorilismo” está radicado en el gobierno, guiado por un seudo militar que, junto a otros militares y civiles conchupantes han infectado el poder de tan grande virulencia. Solo esta razón ha justificado la actitud de los militares institucionalistas, quienes han insurgido para invertir la actitud de los “gorilas” y evitar que el gobierno los utilice como escudo para sus desmanes.
No es justificación esta desviada conducta, para esperar que sean las Fuerzas Armadas las que exijan a Chávez su renuncia, por cuanto eso no esta en su rol. Como tampoco debe admitirse que actúen como algunos dicen, para defender al Presidente cuando actúa con desvío del poder. En estos casos, su actitud debe ser la de desobediencia legítima, amparada en la Constitución, en la Ley y en la conciencia. Los corruptos que usan estos fundamentos saben que es poco el tiempo que les queda en la dirección del mercado y el usufructo indebido de las finanzas públicas.
La oposición no debe olvidar el sentido de la política y si queremos un régimen democrático, tenemos que recordar a Platón, quien manifestó que “la forma de gobierno ideal es la aristocracia o gobierno de los mejores”, pero sin olvidar su visión teórica de “La República” cuando acierta en que, “por sucesivas corrupciones el gobierno corre el riesgo de convertirse en timocracia o gobierno de los hombres de valor o guerreros, que a su vez puede corromperse en oligarquía o gobierno de unos pocos, dueños del dinero”. Mas claro no canta un gallo, estos son motivos para una revolución, pero si queremos volver a la democracia, esta no es la salida, bastante guerras hemos tenido por ello, pero luego de las guerras solo vienen las reconstrucciones. Mientras tanto, tenemos que tener confianza en Venezuela, cuyos recursos así nos lo exige.
Hoy la lucha es porque no ocurra lo que en Cuba, cuya revolución es entendida por Chávez, como el camino del pueblo. Pareciera entonces, que este fuera el espejo de nuestro drama político y que, desgraciadamente, estuviéramos en la coincidente sospecha del pensar platónico, cuando expone, “a su turno, se corrompe en gobierno de los pobres, que a su vez puede corromperse en tiranía o gobierno que surge con el pretexto de defender a los pobres amenazados”. ¿Son coincidencias o parte del torcido histrionismo de Chávez y sus “capitanes”? Creemos que puede ser un pensar, pero nunca la ejecución del ideal. De allí la pérdida de los pobres como defensores del gobierno “chavista”, ya que con el “firmazo” quedó demostrado que los pobres, o la gente del “oeste” como los tildan los oligarcas del gobierno son su principales y mas ferviente enemigos. Chávez está solo, aunque él con sus “capitanes” quieran ignorarlo, ocultándose en el tedioso, fastidioso, solitario y fulero “Aló Presidente” y en las insultantes, provocadoras y kindergaterinas “cadenas”, donde Chávez, tal vez sin enterarse psíquicamente, se vuelve un verdugo expositor victorioso de su “batalla”, que según él está ganando, aunque la conciencia y racionalidad nos pone a la vista y al oído, el despedazamiento del país. Esto lo saben los militares y lo comentan.