El revoltillo socialista en Venezuela
Si nos atenemos a los cánones e indicadores cualitativos y cuantitativos que definen el proceder, el quehacer y la esencia de un genuino espíritu y régimen democrático, encontraremos que en Venezuela no podemos hablar de un todo homogéneo, de un proceso consolidado, de una cultura “radicalmente” cívica y democrática, sino todo lo contrario en nuestra cultura, sistema, entramado y musculatura no sólo hay naturalmente fibras democráticas sino también profundamente autoritarias.
La democracia en Venezuela no sólo en su dimensión ideal sino real (como tipo de régimen político) ha sido y funcionado como un acordeón en el que históricamente se amplían y contraen al mismo tiempo las libertades, los derechos y los elementos que justamente definen a la democracia. En nuestra Venezuela conviven todos, no me refiero únicamente a las tonalidades políticas (llámense adecos, copeyanos, pepetistas, masistas, emeverrecos y otras hierbas más) sino a ciudadanos con valores e inclinaciones diversas y plurales al extremo de encontrar personas que valoran y adhieren el credo democrático y en simultaneo optan por liderazgos fuertes y gobiernos de fuerza.
Se etiquetan de demócratas pero son partidarios en plena globalización y siglo XXI de tener como presidente a un caudillo, les gusta el confort y cuanto avance tecnológico y novedad se cree pero despotrican de la globalización y el capitalismo, se etiquetan de socialistas estando conscientes que a pesar de sus fallas e imperfecciones sólo en la democracia, en el capitalismo y en la globalización es cuando se han profundizado los derechos humanos, el régimen de libertades y los avances tecnológicos en todos los órdenes que permiten al ciudadano mayores expectativas de vida.
En la actualidad se hacen llamar auténticos socialistas del siglo XXI, y sus primeros anhelos no son formarse, leer a Borges o Pio Tamayo, tomar calentao o miche andino, interpretar adecuadamente el ideario de Bolívar, o comprarse un modesto Lada, sino leer a Heinz Dietrich, viajar a Miami o a Orlando, consumir whisky 18 años o preferiblemente de malta el de 21 años, y la gloria es comprarse no un Mustang como decía Ali Primera sino un Hummer, Mercedez Benz o BMW. Tiene razón Chávez cuando se incomoda o los critica, el problema está en que ni el Presidente de la República ha dado ejemplo de modestia y humildad, pues al igual que ustedes los socialistas del siglo XXI no le gusta lo bueno sino lo caro, fíjense que el presidente no viaja en el camastrón sino en un moderno Aibus 380, ni bebe agua de panela, ni porta trajes Montecristo con distancia y categoría, sino que opta por afamados modistas y las chaquetas de Clemens, las mismas que tanto le gustaban a Carlos Andrés Pérez.
Una revolución no se edifica o construye sobre bases inciertas, sobre consumismo ramplón y frasquitero, sobre corrupción, es por ello que la misma es inviable no sólo históricamente en el siglo XXI que demanda ingenio, saberes, organización, cultura, innovación, ciencia y tecnología, sino por la categórica ausencia de compromiso, sacrificio y trabajo que muestran buena parte de los camaradas venezolanos. Ustedes son uno de los mayores azotes y plagas que conocerá Venezuela. Ustedes están emborrachados con el consumismo, la corrupción, la ineptitud y el poder que como es absoluto pues corrompe absolutamente.
El país entero y los venezolanos estamos reclamando mayores condiciones de seguridad, civilidad, reglas de juego, primacía de la norma constitucional sobre la arbitrariedad, una clase política y dirigente más sensata, digna y formada, de lo contrario seguiremos registrando un país irregular, enfermo, plagado de paradojas donde sus cifras hablan por si solas, véanse los niveles de inseguridad personal y colectiva, las cifras de desempleo, somos un país que produce y exporta petróleo porque del resto importamos todo, desde electrodomésticos y automóviles, pasando por harina, azúcar, pollo y demás, no hay productividad ni inversión por parte del sector privada como consecuencia de la falta de garantías y condiciones, en fin, Venezuela en pleno siglo XXI esta emborrachada de recursos provenientes de la renta petrolera y los impuestos, paradójicamente exhibimos pobreza, miseria, hambre, desempleo, inflación y demás indicadores nefastos, que definen el revoltillo socialista , el subdesarrollo y retroceso de la sociedad venezolana en vísperas de la revolución y el llamado socialismo del siglo XXI.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes