El retruécano de don Francisco
Me había prometido no responder las ‘boutades’ escrituradas de Francisco Arias Cárdenas, el obsecuente ‘Pancho’ de nuestro ‘Cisco-Kid’ criollo, pero no queda otra opción que descubrir ante la opinión pública nacional las permanentes mentiras que en su condición de ‘cagatintas oficial’ lanza a través de unos medios de comunicación social tan genuinamente democráticos que le dan cabida (como debe ser) a sus opiniones, así estas sean de un contrasentido cuasi infinito. Pero hay que responder, no a él – peón comunicacional y político del Innombrable- sino a éste y a su cada vez más errática mesa situacional cubana, los artífices de la ‘estrategia espejo’, esa que consiste en colocar los errores y las falencias propias en ‘el otro’, en el que se las señala, acometiendo desde esta estrategia uno de los principios fundamentales de la guerra de guerrillas comunicacional: «Si no puedes convencerlos… ¡Confúndelos!»
Ante una lapidaria e incontrovertible petición que hiciera recientemente el Canciller del Gobierno de Colombia ante la OEA para que se compruebe que en territorio venezolano ‘vivaquean’ desde hace mucho tiempo importantes líderes y numerosos contingentes de narco guerrilleros pertenecientes a peligrosos frentes activos de las FARC y del ELN, petición que hicieron con respaldo de data y fotos satelitales, con fechas recientes y aún las muy próximas a aquélla cuando nuestro Innombrable solicitó reconocimiento de beligerancia para esos terroristas desde nuestra Asamblea Nacional, acompañaron esas acusaciones con una avalancha brutal de pruebas, pero la respuesta del des-gobierno chavista, por boca y pluma del inefable ‘Pancho’, es la aplicación de la ‘estrategia espejo’, para colocar el peso de su responsabilidad en el señalador, con la intención, fallida por supuesto, de minimizar el impacto y los ‘daños colaterales’ del misil lanzado desde la Casa de Nariño por el Gobierno saliente del Presidente Uribe.
En su más reciente ‘artículo de confusión’, titulado con ironía sublime Plan de Paz, Pancho sostiene que «…es el Gobierno de Colombia, con sus acusaciones y la manipulación de una difícil situación de frontera, que nos ha dado, por la fuerza de los hechos, la oportunidad y la autorización expresa para entrar en el tema sin posibilidades de ser llamados intervencionistas«. ¡Por supuesto, don Francisco! Esa y no otra es la idea. Que el des-gobierno chavista se decida de una vez por todas y ‘entre en el tema’, y al hacerlo dé respuestas con la misma contundencia a sus acciones, pero sobre todo a sus omisiones en materia de política exterior y de fronteras, con énfasis en la lenidad que el des-gobierno ha tenido frente a la presencia, pública y notoria, de batallones armados de las FARC y del ELN, que hacen vida pública y ejercen autoridad sobre poblaciones venezolanas ubicadas en la frontera que Colombia (y no las FARC) tiene con nuestro país en los estados Apure, Barinas, Táchira y Zulia. Actividades políticas y militares que esos narco-terroristas desarrollan impunemente frente a la mirada complaciente y anuente de militares venezolanos, destacados allí precisamente para hacer lo contrario de lo que hacen: Defender la soberanía del territorio nacional.
Pero ¿Qué quiso significar ‘Pancho’ con eso de…sin posibilidades de ser llamados intervencionistas? Pues nada más ni nada menos que mostrar ‘la costura de una pelota’ lanzada con la ya conocida curva ‘rabo-e’-cochino’ de la que tanto se auto alaba el fallido grande-liga de Sabaneta de Barinas. Es decir, que el señalamiento comprobado de narco guerrilleros de las FARC y del ELN que vivaquean y hacen vida política y militar en territorio venezolano es interpretado por el des-gobierno chavista (por boca y pluma de su más gallináceo funcionario), de manera alegre, como aquellos ‘dibujos-libres’ que acostumbrábamos realizar en las clases preparatorias a la educación primaria, y como un ‘plácet político’ o más bien una ‘patente de Corso’ se anuncia a entre líneas que habrá una intervención en la política doméstica de Colombia, pero se le ‘echa tierrita’, como dicen los muchachos, a la posibilidad de ser llamados intervencionistas, que es una de las características más notables -y peligrosas para la estabilidad de la sub-región- de la política exterior venezolana en los últimos 11 años de involución institucional.
El des-gobierno chavista no tiene necesidad de anunciar su presunto ‘permiso’ para intervenir en la política doméstica colombiana. Ya lo ha hecho con anterioridad, abierta y descaradamente y sin rubor. Bástese recordar las palabras, de El Innombrable, previas a las elecciones presidenciales colombianas, cuando afirmó que prefería en el Palacio de Nariño a cualquiera de los candidatos menos a Juan Manuel Santos, a quien llenó de epítetos denigrantes, que más temprano que tarde tuvo que tragarse (como muchos otros, en anteriores escenarios internacionales) ante el triunfo arrollador en segunda vuelta del ex-Ministro de defensa del gobierno de Álvaro Uribe, su alter-ego regional.
La prueba más evidente del uso de la ‘estrategia espejo’ en la presente guerra de guerrillas comunicacional que adelanta el des gobierno chavista está en el segundo párrafo del ‘artículo de confusión’ de don Francisco. Allí es donde hace el ‘retruécano’ argumentativo, esencial para la confusión de los incautos, colocando en boca propia las acusaciones ‘del acusador’: «Culpar de sus culpas ha sido una constante en el razonamiento de la política exterior del Gobierno saliente de Uribe. Su política de «paz democrática», que no es otra cosa que la paz a plomo y muerte, ha fracasado y busca un culpable fuera de su país para justificar el fracaso.» Los expertos litigantes sostienen una premisa: Ante confesión de parte, relevo de pruebas’. Allí está dibujada y a todo color, la forma oculta de una propaganda de Estado basada en la mentira, la desinformación y el maniqueísmo, que es la inveterada tendencia del des gobierno chavista a interpretar la realidad sobre la base de una valoración dicotómica. Y si a alguien le quedara alguna duda sobre el uso de la ‘estrategia espejo’ en la política de manipulación comunicacional de Estado que Pancho ejecuta con pulcritud, basta con leer su argumentación final: «Poner la política exterior de Colombia al servicio de sus planes de corto plazo ha sido la vía para el aislamiento de Colombia en la región.»
Cuando leí ese espejismo argumental me pareció escuchar la réplica que El Diablo le hace a Florentino Coronado en aquel famoso contrapunteo escrito por Alberto Arvelo Torrealba:
«Así cualquiera responde
barajando la pregunta…
Si tiene razón, pues déla
o si no, no de ninguna»
(*) Comunicólogo. Asesor de campañas persuasivas. Profesor de Mercadeo Electoral.
Autor de “Teoría del Caos Social” y de “Leyes y Principios Estratégicos de la Guerra Comunicacional.”