El retraso histórico y Venezuela
Recientemente, en Guatemala, tuve la oportunidad de asistir a un encuentro de reflexión sobre la situación política y socioeconómica de América Latina. Estaban presentes entre otros, los presidentes de Guatemala y Costa Rica, Oscar Berger y Abel Pacheco, el ex Presidente de Costa Rica y premio Nobel de la paz Oscar Arias y Tom Mc Larty, socio de Kissinger y ex embajador especial de Clinton para la América Latina. El discurso central del evento estuvo a cargo de José Maria Aznar, ex Presidente del gobierno español y actual Presidente de la Internacional Demócrata Cristiana y del Centro Democrático (IDC). Un análisis de lo discutido escaparía a la economía de estas líneas, sin embargo si tuviese que sintetizar lo crucial del evento no encuentro mejor forma que recordar lo que dijo el historiador mexicano Enrique Krauze, el discípulo más destacado de Octavio Paz, sobre los cuatro paradigmas del retraso histórico de América Latina. Según Krauze, el subdesarrollo socioeconómico y político latinoamericano se debe a la persistencia del militarismo, el marxismo revolucionario y universitario, el caudillismo populista y la economía cerrada. Desde la independencia, prácticamente todos los gobiernos latinoamericanos han orientado sus políticas de acuerdo a uno o más de los paradigmas de Krauze. En efecto, el evidente fracaso de la región, salvo las honrosas excepciones de Chile y Costa Rica, no se explica por las escasas, incompletas y mal implementadas reformas liberalizantes de los años ’90, sino por la atávica hegemonía cultural y política de los cuatro paradigmas. Países asiáticos que, en1960 estaban muy por debajo, en el índice de desarrollo humano, de todos los Estados de América Latina, salvo Haití, ahora nos han superado ampliamente debido a sus exitosas estrategias de economía de mercado. Basta mirar al mapa del mundo para darse cuenta que todos los países avanzados, cuyos pueblos gozan de la más alta calidad de vida, son economías de mercado. Por eso, el padre del milagro económico chino Deng Hsiao Ping dijo que: “volverse rico es glorioso” y “que para el desarrollo es necesario que algunos se hagan ricos primero”. Desgraciadamente, nuestro gobierno, anestesiado por el precio del petróleo y afectado por la “ceguera” ideológica que le impide pensar, no se ha enterado del hundimiento del “Titanic socialista” y para colmo es el ejemplo más acabado de la persistencia de los cuatro paradigmas.
