El rescate de Venezuela
Una de las formas más idóneas que todavía tenemos para rescatar a Venezuela, su sociedad y su democracia es precisamente ejerciendo nuestra ciudadanía, es actuando, es reuniéndonos, es participando. Todos sabemos lo difícil en que se ha convertido el ejercicio de la política y la construcción de la democracia en nuestro país en los últimos años, donde indiscutiblemente, la distorsión de la democracia, de la representación e incluso del ejercicio del gobierno, ha degenerado a niveles jamás antes observados en nuestra polis.
Tal vez el mayor reto que tenemos los venezolanos es comenzar de la nada, es partir de menos a más. Ese ejercicio de recuperación y de rescate de nuestro entramado institucional, político, jurídico y naturalmente democrático pasa irrefutablemente por organizarnos y mostrarle al régimen de turno, desfasado, ineficiente, contrario a los derechos y prerrogativas ciudadanas, que los ciudadanos cuando se organizan triunfan y se imponen incluso sobre las dictaduras y regimenes más crueles y abominables.
La historia ha dejado bien claro que contra el pueblo organizado nadie puede. Y si bien es cierto parte de nuestro pueblo y de la llamada muchedumbre aparentemente esta con el caudillo de Sabaneta por razones se supervivencia, no es menos cierto, que el ciudadano común, el venezolano de a pie, aspira una verdadera democracia que a parte de suminístrale un régimen de libertades, le garantice los derechos inherentes a su condición de ciudadanos, llámense empleo, seguridad física, personal y jurídica, alimentación, salud, educación sin que los mismos sean adjudicados de forma caprichosa, sectaria y discriminatoria.
De manera tal que el país y la sociedad venezolana por entero, clase media, sectores bajos, profesionales, obreros, estudiantiles, etc, etc, han experimentado y sentido la impostergable necesidad de concientizarse y organizarse pacíficamente y políticamente. Ese merito si cabe hablar se le debe a ciertos actores que coyunturalmente han hecho despertar y volver a sentir que si es posible plantear una posibilidad distinta de vida, de país, de economía, de sociedad y de ciudadano.
Manuel Rosales le ha correspondido ser el medio y ductor de ese anhelo, de ese cambio, de ese sueño dirían algunos. La realidad es que tenemos una Venezuela que ha despertado y a pesar de saberse engañada en estos años, de sentirse maltratada y estafada, sueña con ese cambio, que sólo es posible y esta planteado en el terreno electoral y constitucional. A muchos venezolanos nos sobran los elementos para concluir que el actual presidente y además candidato Hugo Chávez Frías ha disfrutado de 8 años de gobierno, de CNE; TSJ, Fiscalía, Contraloría, Defensoría, Gobernadores, Ministros, Alcaldes y además, unos recursos extraordinarios por concepto de petróleo sin que ello se halla correspondido con una mejora, con un incremento de nuestros niveles de vida. Las cifras dejan reprobado a Chávez como gobernante.
Hoy hay tanta o más hambre, miseria, desempleo, inseguridad y mengua que hace 8 años. Que es excusa ha tenido Chávez y el alto gobierno teniendo tanto dinero, poder y apoyo para no haber cambios profundos en nuestra sociedad. Esos anhelos de cambio siguen estando presentes tan o más que ayer. Los venezolanos no merecemos vivir tan agitadamente, tan hostil y tan precariamente como vivimos. Por ello y por múltiples razones más es que debemos de apoyar un cambio y en la actualidad, ese motor de cambio sólo es posible por una alternativa democrática, sensata, coherente, viable y gerencial representada en Manuel Rosales y todos aquellos que de alguna u otra manera le apoyamos y nos atreveremos con su equipo, suelos y proyecto el venidero 3 de diciembre. Veremos….
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes.