El regreso de RCTV
Desde luego que no fui el único, pero sí de los que más insistió en que el regreso de RCTV era cuestión de meses y pronto los venezolanos volverían a tener en sus hogares el canal que los acompañó durante los últimos 53 años.
Y con ello no estaba apostando a que el presidente Chávez rectificara una medida que rápidamente se reveló como de las más torpes y costosas de sus 8 años de gobierno, sino a que el actual desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TIC) hace imposible anular emisiones que basta colocar en el satélite para que se difundan por todo el planeta.
Situación radicalmente distinta a la que imperaba en el tiempo cuando la libertad de opinión e información dependía de los medios impresos y de las radios de ondas larga y corta, y frente a los cuales era suficiente negarles el papel, dañarles los equipos, allanarles los locales, cortarles la luz y encarcelar a los comunicadores para que reinara el silencio más absoluto.
Hoy, por el contrario, se vive la paradoja de que un derecho humano tangible, omnipresente e irrenunciable como la libertad de expresión, es, sin duda, el menos afectable por medidas políticas, jurídicas y policiales y puede permanecer encendido independientemente de lo que pretendan, intenten y logren los represores.
Un bien social, en definitiva, blindado contra dictadores, que podrán hacer lo que quieran, pero sin evitar que las noticias y la información viajen por el espacio difundiendo las disfunciones que los gobiernos de fuerza desatan.
Y trasformando la ausencia de libertad de expresión en una de las razones más fuertes para rechazar los regímenes autoritarios, para llevarlos al banquillo y conminarlos a que, si son tan poderosos y cuentan, como dicen, con un cierto olor de popularidad, entonces que gobiernen en libertad.
El caso de la señal incautada el 28 de mayo y restaurada el lunes pasado a RCTV, es un ejemplo cabal, sin matices, ni bemoles, de lo que sucede en la sociedad del conocimiento con los derechos a la libertad de expresión y de estar bien informado, sea que se vea desde una perspectiva global y regional, o desde el ángulo de las coordenadas nacionales y locales.
RCTV resultó inderrotable en cuanto que, solo necesitaba de una manera muy puntual de trasmisores y antenas repetidoras, y si se las confiscaban, como en efecto sucedió, podía recurrir a medios tecnológicos más eficientes, globales e incontrolables, como la transmisión por cable, o vía satélite.
Por eso es también una señal, una “potente” señal, de la “impotencia” de las dictaduras, de los controladores, de los fundamentalistas y los puritanos, aun cuando en Venezuela se disfracen de “salvadores de la patria”, “amigos del pueblo”, “protectores de los pobres” y “salvadores de la humanidad”.
Un triunfo del pueblo de Venezuela que no se mitiga porque el gobierno haya decidido que solo los suscriptores de la televisión por cable podrán tener acceso a la señal de RCTV, pues ya veremos como venezolanos de todos los ingresos, credos y colores accederán al cable, inventarán la forma de tenerlo, y participarán militantemente en la lucha por la recuperación de la libertad y la democracia.
Una revolución auténtica, en fin, y de la mano de la lucha por la libertad de expresión y porque RCTV vuelva a tener su señal abierta y pueda decirle su verdad a cualquiera que se sienta atraído por ella, ya sea para compartirla o rechazarla.
Para todos los venezolanos, sin importar si son partidarios o adversan al gobierno, para todo él que sienta que tiene algo importante y útil que decir, para todo el que crea que debe denunciar o celebrar el estado de cosas que sucede en el país.
Fue lo que vimos y oímos durante los últimos años, durante el tiempo que tiene gobernando el presidente Chávez, y una prueba de que no lo está haciendo bien y no quiere que se lo digan, fue el cierre frustrado de RCTV