El régimen venezolano a punta de melcocha
Para este sábado se está invitando en Caracas a una gran reunión pública en la cual se mostrarán las pruebas de que el presidente actual es ilegítimo por no haber nacido en el país. Cabello habla de un inminente “estallido social” y se lo achaca a Capriles. Capriles dice que, al contrario, él hace todo lo posible por evitarlo pero las presiones sociales se salen de cauce. Recrudecen las huelgas en Guayana. En los cuarteles vuelan manifiestos contra la cubanización del país. PDVSA colapsa. Las universidades están en ebullición. Distinguidos venezolanos piden la inmediata renuncia del actual “presidente”. Los mercados están más vacíos que nunca. Las Asociaciones de Casinos de Las Vegas y Atlantic City protestan contra la expulsión de Calixto Ortega.
El régimen venezolano tiembla como un majarete. Sin dinero, sin ideas, ya semi-abandonado por sus aliados de antaño: Cuba, Siria, Ecuador, Argentina, Irán, cada país empeñado en resolver sus propios y urgentes problemas. Apenas le quedan Ortega y Morales, un pedófilo y un cocalero, realmente más parásitos que aliados. Todos los días inventan cosas absurdas: expulsiones de diplomáticos, supuestos intentos de magnicidio o reuniones de emergencia de Unasur, una organización tan agonizante como quienes la dirigen.
Los cambios internos en el régimen se suceden sin cesar, señal característica de los regimenes al borde de la desaparición. Hoy se habla de un nuevo gabinete. Generales narcos amenazan con las armas si se les trata de apresar. Miles de armas y municiones “encontradas” por la fosforito en la prisión de Sabaneta revelan el despelote carcelario. Para tapar su desastre el régimen ha inventado algo llamado “La Guerra Económica”: desabastecimiento, inflación, fuga de capitales, sub-empleo, crimen, corrupción galopante, pero ya todos los venezolanos se dan cuenta de que son solo sus grotescas políticas las que han causado todos estos graves desajustes.
Hace cuatro meses pronostiqué que el actual “presidente” duraría unos seis meses en el poder. Creo que me va a sobrar tiempo. Ya tiembla como un majarete. Lo que no puede aceptarse es que se monten allí los narcogenerales o el boliburgués mayor.