El recuperao
Me siento como nunca, ya no soy más un buey cansao como de horóscopo chino, vuelvo a ser el toro que siempre fui. Soy pues – como siempre lo he sido, ¡no jile! – el líder de la manada, el macho alfa, el padrote de todos estos becerros y vaquitas que se la pasan moviendo el rabo para que las moscas – escuálidas y pretenciosas – no me molesten más.
Vuelvo a gobernar a plenitud este potrero que ya lo considero como mío, propio y vitalicio, puede que lo herede una de mis vacas, porque siempre he creído que las del sexo femenino mandan mejor que los becerros que me acompañan y que sólo sirven para obedecer y aplaudir, eso sí será para el 2050 cuando deje de pasearme por todos esos hatos expropiados en los que sólo crece el monte libre y sin ataduras imperiales.
Ya tengo dispuesto y bien mantenido mi establo volador para irme a saludar a mis compinches albinos, ya verán la cara que ponen cuando de un solo mugido los meta otra vez en el redil, impidiendo cualquier acción internacional que atente contra los objetivos de que seamos un gran corral con un solo Líder. Me esperan ansiosos, saben que les llevo pienso del bueno, pensamientos trasnochados, y un buen fajo de verdes billetes para que arreglen sus derruidos potreros, y mantengan felices a sus vaquitas y becerros que mugen de placer cuando los arengo.
Ya más recuperao he puesto un poco de orden en el corral patrio, habían becerros que se querían envalentonar para ponerme de lado, y ponerse ellos por mí, pero hoy mugen al unísono, cantando mis glorias y loando mis realizaciones, las vaquitas no me dan problemas me complacen en todo y braman de alegría y placer cada vez que las beso con fervor patriota.
A los que se están haciendo ilusiones de que tengo las patas quebradas y los cachos endebles, ya les daré una sorpresa en la venidera celebración de mi primera salida al ruedo, me lanzaré en paracaídas desde un Sukoy, envuelto en la bandera nacional para deslizarme en la pista de patinaje que construimos en el Panteón Nacional como mausoleo a nuestro Libertador.
¡Viva la vida ¡ ¡Muera la muerte! , los espero el 10 a las 11 a.m., alcen todos su mirada al cielo, allí estaré yo, de regreso, vivito y coleando, como el Mesías.