El pueblo
1º. Conceptos.
Pueblo :
El Cuerpo Político o Sociedad Política es un todo orgánico hecho de pueblo. Pueblo es el conjunto de personas humanas miembros de una Sociedad determinada en cuyo espacio normalmente viven y a cuyas leyes e instituciones responden. Al decir » personas» se entiende la racionalidad y libertad de todos y cada uno de los integrantes del pueblo:
El Pueblo es el conjunto consciente de todos los miembros de una Sociedad.
Pueblo y Masa.
El lenguaje demagógico -y la demagogia es corrupción de la democracia- invoca sin cesar al «pueblo», al que entiende, y así distorsiona el verdadero significado del vocablo, como el conjunto de los menos favorecidos de la población.
En realidad, la demagogia actúa sobre masas inconscientes, que son movidas por entusiasmos o pasiones que desbordan la racionalidad. No es el pueblo, sino la masa, lo que le conviene a la dominación. En Sociedades qu eno han alcanzado un grado elemental de madurez y desarrollo, predomina el tipo-masa que obedece a estímulos externos que inducen reacciones muchas veces absurdas.
«El pueblo vive y se mueve por su vida propia; la masa o multiud amorfa, es de por sí inerte y sólo puede ser movida desde afuera. El pueblo vive de la plenitud de la vida de los hombres que lo componen, cada uno delos cuales es consciente de su propia responsabilidad y de sus propias convicciones. La masa, por el contrario, espera el impulso del exterior presta a seguir una u otra bandera según la explotación habilidosa que se haga de sus instintos» [1].
Entre sus más importantes y exigentes tareas, la democracia como forma de gobierno, tiene la imperativa misión de transformar la masa en pueblo. Debe promover a los individuos miembros de la Sociedad para que conozcan y asuman su condición de personas y sean capaces de cumplir sus deberes y de velar por sus legítimos derechos.
«Sólo puede calificarse de democrático aquel gobierno que es capaz de elevar a la multitud de una condición de masa a una condicón de pueblo [2] »
El pueblo es el sujeto de los actos políticos. Tales actos son definitivos para que cada cual alcance su realización como persona. Por eso, verdaderamente, democracia es gobierno del pueblo entendido como «la libre y viva sustancia del Cuerpo Político [3]». Decir que el pueblo es sujeto equivale a decir que cada persona, según su condición, es capaz de asumir y de decidir libremente sobre su propio destino; que no es simple objeto manipulable por un poder paternalista, sino que tiene cabal conciencia y responsabilidad de sus propios actos; que él es depositario del poder civil derivado del Creador lo que, así, delimita su soberanía ; que tales límites son los de la Ley Natural y el respeto a la dignidad eminente de la persona humana que implica la consideración de los derechos individuales y personales de cada cual, en especial el de la libre disposición de sí en orden al desarrollo de la propia vocación de persona . De tal fuente, el Cuerpo Político o Sociedad posee todo un complejo de autoridades-poder en cuya cima está el Estado, cuyo gobierno es ejercido por representantes, que son miembros designados por ese pueblo.
Entonces, la fórmula de Lincoln sobre la democracia como «gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo» adquiere pleno sentido y valor: «del pueblo» porque el gobierno es ejercido en virtud de la autoridad de éste, transferida a sus representantes según el grado y alcance de sus atribuciones, quienes deben rendir cuentas de su ejercicio ; «por el pueblo», porque el objetivo de ese gobierno es hombres libres, sujetos por ellos mismos al cumplimiento de lo que es justo y legítimo ; «para el pueblo» porque la finalidad de la autoridad es conducir a la Sociedad hacia el Bien Común General que incluye el Bien Particular y el Bien Personal tanto el inmanente como, especialmente el trascendente . [4]
2º Existir con el Pueblo.
Aunque la tarea política corresponde, sin exclusiones, a todos los miembros dela Sociedad, es natural que, dadas sus complejidades, implicaciones y gravedad, haya quienes se especializan en las cuestiones del gobierno y su orientación . Son los llamados popularmente «políticos».
La cosmovisión cristiana conduce a que la actuación de los políticos deba identificarse con el pueblo en profundidades que rebasan el bienestar social o la realización de «obras» externas, en muchas oportunidades producto de las apreciaciones o de intereses de sus promotores en su propio beneficio .
De lo que se trata, como lo expresó Maritain [5], es de existir con el pueblo :
«Obrar pertenece a los dominios del simple amor de benevolencia. Existir-con y sufrir-con son del dominio del amor de unidad.»
«El amor se dirige a un ser existente y concreto». . . «Si se posee el amor de esta cosa viviente y humana, tan difícil de definir como todas las cosas humanas y vivientes, pero tanto más real por esa misma razón, que se llama pueblo, lo primero que se aspirará será a existir con él y sufrir con él y estar en comunión con él». . . «Antes de ‘hacerlo el bien’ y de trabajar por su bien ; antes de hacer o no hacer la política de éstos o de aquéllos, que invocan su nombre y sus intereses; antes de pensar en conciencia el bien y el mal delas doctrinas y de las fuerzas históricas que lo solicitan y de elegir entre ellas o, acaso, en ciertos casos excepcionales, de rechazarlas todas ellas, habrase elegido ya el existir con él y sufrir con él y hacer propios sus penas y sus destinos» . [6]
Pero cuando tal elección no se ha producido, porqueno interesa; cuando la política no es el acto de una existencia verdadera -y no falsa o engañosamente- consustanciada con el pueblo porque se exista con él, las acciones políticas se internan, cada vez más, por las vertientes de la voluntad de dominio. En ellas, el «político» se va instalando, progresivamente, en las muchas fases del espectro fenomenológico de existencias egoistamente centradas cuyo inicio suele ser el de la concuspicencia lúdica en la que se entretiene el «juego político» del ganar o perder .
A partir de allí, ora la política satisfará la vanidad que se viste de meras apariencias de fama y prestigio; ora emboca las cerraduras que abren las puertas de la riqueza y la ostentación ; ora se regodea con el servilismo de los obedientes sumisos; ora es revancha de la envidia o instrumento de la venganza, o bien, en su más perniciosa expresión ontológica, se hace dominio desnudo, fugar ilusión de infinitud que, cuando frustrada por la realidad de los propios límites, arremete con mayor violencia contra los testigos de sus fracasos .
Entonces, no es el pueblo sino la masa, lo que constituye el objeto más conveniente para la dominación. A la política se le convierte en dominio separado e independiente (autárquico) en sus fines y, por tanto, desligado de lo moral . La emancipación de lo político respecto delo ético es la condición de posibilidad para la entonización del totalitarismo, en cualesquiera de sus formas, en el gobierno de la Sociedad.
Independientemente de cuál sea esa fórmula, el totalitarismo sacrifica al ser humano en el altar de un ídolo, de un mito, de una abstracción absolutizada en el orden de lo temporal.
El desprecio por la existencia individual de la persona humana constituye la verdadera involución política de toda Sociedad. Tal desprecio indentifica al totalitarismo, sea en lo metafísico, en lo ético, en lo religioso y en lo político, con los sacrifios humanos de los pueblos más primitivos y con las antiguas instituciones del paganismo, contra las cuales irrumpieron tanto la metafísica, como la Fe y el testimonio de vida que son propios del Cristianismo .
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[1] S.S, Pio XII, Alocución de Año Nuevo 1942. [2] Idem. [3] J. Maritain, op. cit. [4] Paúl B. Op. Cit. [5] J. Maritain. El Alcance de la Razón. [6] Idem.