El PSUV no clientelar
Nunca está de más refrescar conceptos a quienes asumen una nueva gestión del
Proceso como lo es la dirección nacional del PSUV. Es bueno ser insistente
para que no se desvíe la práctica política del nuevo instrumento que debe
estar al servicio del colectivo. Que no se repita la experiencia del MVR y
de esas otras instancias de alianzas que no pudieron instrumentar el poder
popular. Por eso, para que sus nuevas autoridades asuman con conciencia la
dinámica que impone la evolución del Proceso Revolucionario nunca estará de
más este recordatorio: la esencia de la revolución es alcanzar el Bien Común
del colectivo por medio del poder popular. Por lo tanto, los entes que
surjan en ese proceso de acoplamiento (creación y práctica) como es el caso
del PSUV, deben marcar muy bien sus trazos en el escenario político. Trazos
plenamente identificados con la esencia revolucionaria del poder popular.
Asumir de entrada que el rol de intermediación entre el Estado y las
comunidades bajo la metodología del clientelismo corresponde a una etapa ya
superada. Recordemos que el clientelismo es sinónimo de puntofijismo,
demagogia, democracia representativa, pragmatismo, es decir, la postura
política de la conveniencia y manipulación que se le hace al colectivo para
alcanzar fines particulares o grupales. Clientelismo es la práctica de la
reforma, de la IV República. Especifiquemos su concreción. El método del
clientelismo se basa en los siguientes elementos prácticos: (i) vigencia
omnipresente de la cúpula, (mejor conocida como el dedo) la cual es el ente
que decide todo; (ii) el partido clientelar se apropia de las instancias
populares y se le arrebata al colectivo organizado la potestad de la
participación para definir su propio destino; (iii) el clientelismo organiza
a la militancia para asumir el poder desde la concepción burocrática
(usufructo del poder); (iv) prevalece la ausencia de humildad en las
inter-relaciones personales auspiciando, consciente o inconscientemente, la
rivalidad entre todos los miembros.
La intermediación clientelar no puede ser el fin del PSUV. El rechazo a esa
práctica es generalizada. Las encuestas que últimamente se han publicado
inciden en una baja de puntos del Proceso lo cual no deja de ser atribuible
a la práctica clientelar de los entes revolucionarios que no lo son.
La matriz que maneja la oposición y que le sirve de motivo inspirador para
llenarse de emoción y energía para atacar al Proceso se fundamenta en cinco
supuestos: (i) la popularidad de Hugo Chávez va es descenso (37% vs. 45% de
la oposición); (ii) el colectivo nacional no quiere el socialismo; (iii) en
las elecciones regionales de noviembre se obtendrá el triunfo de 10
gobernaciones y más del 50% de las Alcaldías; (iv) el gobierno financia a
las FARC por lo que es cómplice del terrorismo; (v) el PSUV es la reedición
amplificada del MVR y experiencias similares de alianzas pragmáticas.
¿Cómo desmontar esa matriz si lo que se postula como razón existencial del
PSUV no se llegara a materializar? ¿Cómo fijar una estrategia de acción
política para desviar la tendencia directa y subliminal de los medios
opositores si persistiera el dedo en las decisiones trascendentes que debe
tomar el PSUV? Los recién designados vicepresidentes incluyendo a su primer
vicepresidente así como a la dirección nacional del partido (principales y
suplentes) tienen que asumir el rol de vocero para evitar que la seducción
del poder que genera el cargo, como por ejemplo: la aparición en prensa, las
llamadas de gente influyente, la adulación y el estimulo a manifestar los
signos exteriores del mando (uso y disfrute de medios materiales y prácticas
burocráticas que castran la humildad revolucionaria); digo, para evitar
claudicar ante la fuerza irresistible que genera la filosofía del usufructo
del poder, tienen que tomar para sí e internalizarlo en lo más profundo de
su ser la naturaleza de la vocería. Todo este colectivo recién designado
para hacer avanzar a la Revolución Bolivariana se debe a un colectivo mayor
que es la membresía del partido en sus distintas instancias preorganizadas
tales como: batallones, circunscripciones, Congreso Fundacional, colectivo
de delegados, grupos promotores, unidades regionales, equipos operativos. Si
bien han recibido el visto bueno del Líder del Proceso, ahora su labor pasa
a depender del colectivo; es más, trasciende al mismo PSUV para colocarse a
la disposición de las comunidades organizadas de la Revolución y del pueblo
que lucha para emanciparse.
Como voceros son la voz de una entidad específica. No pasen por encima de
ella. Dialoguen y pidan sus opiniones. El pueblo tiene sabiduría nata. Es
posible que le falten conocimientos especializados en determinadas
disciplinas, pero en síntesis han tenido la capacidad de generar un 13 de
abril, lo que simboliza su talento y naturaleza para que las autoridades
confíen en su forma de proceder y manera de concebir al mundo y a la vida.
Como voceros los camaradas de la dirección y de las vicepresidencias, el
PSUV gana mucho, desmontará a la oposición y consolidará la vía de la
Revolución. De lo contrario es llover sobre mojado.
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