El precio de la gasolina
El suministro de gasolina pasa por situaciones de muy difícil solución en el corto plazo, por cuanto la capacidad de producir gasolina se ha reducido considerablemente, desde el accidente de Amuay. Venezuela exportaba gasolinas reformuladas. Ahora importa componentes para producirlas. Mientras se restituye e incrementa la capacidad de refinación en el mediano y largo plazo, es necesario encontrar soluciones para satisfacer el mercado nacional, y ello conduce a que tiene que hacerse necesariamente una revisión del precio. No hay otro modo que intervenir en el mercado que con los precios. Desde luego hay que estar consciente de la existencia de un tramo inelástico de la demanda, que indica que cualquiera sea el precio hay que comprar la gasolina. Pero seguramente no son 750.000 barriles diarios, cifra del actual consumo interno de gasolina. Pero, al proyectarse hacia el futuro, digamos los próximos 5 años, sin que se modifique el precio, la demanda superara 1 millón de barriles diarios. Cifra desde luego, ante las limitaciones de producción se hace inmanejable.
Nada más absurdo que la política de mantener los precios actuales del Gobierno por una parte, y de los políticos en general por la otra, de no enfrentarla. Es una tremenda irresponsabilidad mantener los precios de la gasolina causando cada vez más perjuicios a la población, tomado en cuenta un nivel de subsidios insostenible desde todo punto de vista, y en particular injusto socialmente por cuanto los beneficiarios directos son aquellos que poseen vehículos. En una población de 30 millones de habitantes existe un parque automotor de 3 millones, es decir 10 personas por vehículo. Las grandes mayorías no tienen automóviles. Una indicación de un valor aceptable es de 3 personas por automóvil.
El argumento principal sobre el cual se basa el rechazo del gobierno y de los políticos en general se refiere al impacto inflacionario del precio de la gasolina. Su relación con los hechos de Febrero de 1989 ha estigmatizado al país, por demás falaz. De nuevo, una manera simplista de analizar estos asuntos económicos.
Durante varios años, les mostraba a los alumnos en la UCAB, que la sensibilidad del aumento de los precios de la gasolina, con relación al incremento del costo anual de operación, incluyendo al costo del capital, de unidades de trasporte de pasajeros y de carga general, no superaba al 6,5 %. Hay que tener muy presente que el futuro precio no puede ser de una vez 10.00 Bs/litro, pero si unos 6,30 Bs, atendiendo la paridad oficial. Y luego según sea la política económica adoptada establecer un sistema de precios acorde con las realidades del mercado internacional. Nuestro vecino país Colombia, así lo ha realizado. Sería un disparate mantener un diferencial de precios de esas magnitudes con Colombia y Brasil.
Y es cierto que, si bien el impacto del precio de la gasolina va a elevar los costos en esas magnitudes del orden del 6.5 % las empresas de transporte de pasajeros y de carga tenderán a subir sus tarifas de manera indiscriminada, en proporción al
aumento absoluto del precio. Y es allí en donde debe intervenir el Estado para lograr un sistema tarifario del transporte que tenga como base el costo anual equivalente. En Venezuela el sistema de transporte público de pasajeros y de carga, es fundamentalmente privado. Las auto busetas, consumen gasolina y diesel. Ello significa que también deberá ser ajustado el precio del diesel. Existe la creencia generalizada que el diesel es un producto barato, que surge como residual de la producción de gasolina. Eso no es cierto, los costos de producción del diesel son similares a los de la gasolina. La diferencia entre ambos combustibles radica, en que un motor de diesel consume menos combustible por kilómetro recorrido que uno de gasolina.
Ahora bien, los ingresos por elevación del precio a la gasolina, así como los impuestos relacionados, serán captados por PDVSA y el Fisco Nacional, serán de importancia significativa su monto. Estos fondos, captados por el Fisco, tendrán que tener un destino relacionado con el transporte y por ello deberán ser aplicados al mantenimiento de la infraestructura vial del país, la cual se encuentra muy deteriorada y hace ineficiente al trasporte de pasajeros y carga. Con carreteras y autopistas incluyendo la vialidad urbana, en buen estado los costos unitarios de transporte disminuirán. Y la población podrá percibir un beneficio real de esta decisión.
Desde la luego es necesario la voluntad política y la capacidad de comunicarse con el país para decir la verdad, aun cuando aparentemente sea dura. Y sobretodo tener presente que cualquiera que sea la política económica a futuro ella tendrá que pasar por una nueva política para el mercado interno de combustibles. Cada vez que se postergue una decisión como esta, serán peores las circunstancias que la cual se desarrollen los ajustes.
No elevar el precio de la gasolina, traerá cada vez mayores costos sociales. Se discute que al gobierno le entraran fondos y los utilizara en procura de mantener las misiones y otros subsidios que les permita conservar su relativa popularidad. Y es preferible que no sea así. Pero se olvidan, quienes así piensan, del enorme efecto inflacionario que ha traído utilizar al BCV para financiar a PDVSA, y continuar con esta modalidad de crear dinero del BCV. Sin embargo, la elevación del precio de la gasolina debe formar parte de un plan de ajustes económicos integral. Y si se toma como medida aislada, podrá tener efectos contrapuestos a los objetivos de estabilización. Y hay que establecer una manera actualizar los precios de la gasolina a las condiciones cambiantes de la economía inflacionaria en la cual se encuentra inmerso el país.