Opinión Nacional

El poder necesario

En mi artículo anterior, “El poder se limita con poder”, analicé como la radicalización de la política exterior del régimen está creando sus propios contrapoderes. En cambio, internamente la creciente profundización de este “proceso”, con vocación totalitaria, está siendo facilitada por la casi absoluta carencia de poder por parte de una oposición atomizada y enfrentada. Las aspiraciones totalitarias de Chávez existían, “in pectore”, antes de 1998.

Sin embargo, Perogrullo diría que sólo se logra hacer lo que se puede hacer. La actual fortaleza autoritaria del régimen se debe, en su mayor parte, a los errores cometidos por la oposición durante los últimos 7 años. Las estupideces del 12 de abril y de la Plaza Altamira le entregaron al chavismo la Fuerza Armada, por lo menos “por ahora”. El paro”navideño” indefinido le dio PDVSA, la abstención en las regionales y parlamentarias le concedió la casi totalidad de las gobernaciones y un Parlamento monocolor, obediente y no deliberante.

Algunos en la oposición creen que la única salvación está en encontrar a un “líder” con las características apropiadas. Pero, los líderes surgen y no se inventan, mientras tanto hay que hacer Política. Lo cual implica tener una estrategia a corto, mediano y largo plazo y sobretodo unidad y organización. A mediano y largo plazo, el camino pasa por la reconstrucción, el reagrupamiento y la alianza de partidos políticos interclasistas fuertes, que sepan “patear los barrios”. El ejemplo de la oposición chilena a Pinochet debería iluminarnos.

No será fácil, sobretodo porque la matriz de opinión antipolítica y antipartido, que fue creada antes de Chávez, pero aprovechada y fomentada por el gobierno, es todavía fuerte. A corto plazo, debería aprovecharse lo que queda de la campaña electoral, no para ir a unas elecciones sin condiciones aceptables, aunque hay que seguir exigiéndolas, sino para buscar una conducción unitaria a través de un solo candidato y trabajar para crear una alternativa viable y creíble frente al régimen.

Cualquier salida a este régimen pasa por la reconstrucción de una mayoría de oposición, como la que existió en el 2001 y en el 2002. Nadie apuesta a un gallo que no tiene “chance”. El sector decisivo para reconstruir una mayoría de oposición son los llamados “ni-ni”, que no se convencen hablándoles de las captahuellas, sino con mensajes que sean de su interés, como la seguridad, el empleo y el desastre de los servicios públicos en plena “petrobonanza”.

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