El poder de la razón
Hugo Chávez sembró vientos y lógicamente está cosechando tempestades, promovió la invasión de las haciendas y fincas productivas, destruyó el aparato productivo venezolano, azota a todas las empresas exitosas con el control de cambios y el terrorismo tributario, para favorecer al mil veces fracasado socialismo, y ¿Cuál es el resultado?: Corrupción, desempleo, desabastecimiento, inseguridad como nunca antes las vio Venezuela.
Este gobierno parece una réplica del de Cipriano Castro, y la enfermedad del Presidente amenaza con ponerle fin a un régimen que está enloqueciendo a los venezolanos, a quienes la democracia acostumbró a comprar los alimentos con toda comodidad y a conseguir todas las marcas habidas y por haber, y ahora, en éste remedo de dictadura comunista unipersonal y superautoritaria, debemos perder buena parte de nuestro tiempo de un lado a otro para poder medio completar la canasta alimentaria, cuando con el cambio del cacareado bolívar fuerte, que es el más frágil de lo que esperábamos, el poder adquisitivo del salario ha perdido la mitad de su valor de Diciembre a Enero y la tendencia es a desintegrarse, y nada de lo que éste gobiernito hablador de pistoladas y mentiroso diga puede evitar ocultar los sufrimientos del pueblo. La inseguridad cada día enluta más hogares venezolanos y sobretodo de los más humildes.
No hay un solo funcionario de esos que se dicen «socialistas» que se ocupe de los problemas del pueblo, todos están ocupados de enriquecerse groseramente a costa del dolor y de la estafa descarada a las esperanzas de redención que el pueblo venezolano depositó en una casta de delincuentes malagradecidos que pisotean diariamente a ese pueblo, maltratando la dignidad humana, destruyendo los valores más sagrados, pretendiendo acabar con la Iglesia Católica, de la misma forma que han destruido a nuestras Fuerzas Armadas, donde la falta de valor y la deshonra son la norma en el otrora «Ejercito forjador de libertades» y que hoy se conforman con ser unos simples escoltas de la narcoguerrilla terrorista y sicarios de las órdenes desquiciadas de éste Calígula tropical que no se cansa de nombrar bestias como ministros, generales, diputados, Gobernadores y Alcaldes. Bestias sedientas de dinero. Pero todo tiene su tiempo y ya la paciencia del pueblo se está agotando. Sólo los muy incultos creen aun en los cantos de sirena de ésta caterva de delincuentes, hijos de la oscuridad y que serán arrojados a los infiernos por el poder de la razón.