Opinión Nacional

El Plan B de Hugo Chávez: el mito

Confrontado con una seria pérdida de la salud y con la probablidad de una derrota política, Hugo Chávez ha comenzado a crear su propio mito. Dice: “Chávez no se acabará porque Chávez ya no soy yo. Chávez está en las calles y se hizo pueblo, se hizo esencia nacional, más que sentimiento, alma nacional y arma nacional para seguir dando la batalla por Venezuela…..” Y prosigue: “ Me voy, pero volveré y volveré con más vida que nunca para seguir dando la vida entera a la patria…. Me voy pero regresaré a dedicarme por entero, en cuerpo y alma, en alma, en espíritu, en voluntad suprema, a dar esta nueva batalla y a derrotar las amenazas».

Pudiera haber dicho también: “sí Dios me lleva….mi corazón y mi cariño y mi alma y mi fanatismo seguirán con el pueblo…, seguirán viviendo en ellos, haciendo todo el bien que falta, dándoles todo el amor que no les pude dar en los años de mi vida, y encendiendo en sus almas todos los días el fuego de mi fanatismo que me quema y me consume como una sed amarga e infinita…..Yo estaré con ellos para que sigan adelante por el camino abierto de la justicia y de la libertad hasta que llegue el día maravilloso de los pueblos. Yo estaré con ellos…. para pelear contra la oligarquía vendepatria y farsante, contra la raza maldita de los explotadores y de los mercaderes de los pueblos”. Digo que Chávez pudiera haber dicho esto porque quien lo dijo fue Evita. No Eva Duarte, ni siquiera Eva Perón, sino Evita.

Porque Evita, como larva transformada en crisálida y, luego, en mariposa multicolor pudo trascender de su humilde persona para convertirse en mito. Hasta el punto que Madona la llevó al teatro, su suprema consagración.

Eva Perón lo hizo afianzándose en su real o simulada idolatría de Juan Perón. Al hacer de Perón y de los pobres las dos grandes razones expresas de su vida fue adquiriendo vida propia y llegó a trascender de Perón para convertirse en mito. Hugo Chávez ha tenido una particularidad que le hará relativamente fácil crear su propio mito: Es Perón y es Evita al mismo tiempo. No ha sido necesario el desdoblamiento entre el líder político y el líder social porque, de alguna manera, Chávez ha logrado encarnar a ambos de manera simultánea. Como Jano, Chávez posee dos caras que ven al mismo tiempo hacia dos mundos, el de la política y el de la sociedad de pobres que el ha tomado como tema de su regimen. Y como Jano, sus puertas solo permanecen abiertas durante la guerra, cerradas durante la paz.

Quien ha dicho esto, Evita o Chávez? : “ Yo estoy al frente de mi pueblo no sólo por decreto del destino. Estoy porque, sin saberlo tal vez, me preparé para esto como si hubiese sabido que algún día iba a tocarme………eso no se puede si previamente no se ha decidido definitivamente encarnarse en el pueblo, hacerse una sola carne con él para que todo dolor y toda tristeza y angustia y toda alegría del pueblo sea lo mismo que si fuese nuestra…. solo yo puedo comprenderlos”.

Es Evita quien habla pero Chávez ha expresado sentimientos similares con palabras casi idénticas. El ha dicho: “Solo Chávez puede gobernar a Venezuela….. soy una brizna de paja en el viento de la revolución… puesto en el poder por el destino”.

El revolucionario fracasado se convierte en mito. El gobernante incapaz se convierte en mito. Quien trató, inutilmente, de imponer su resentimiento se convierte en mito.

El mito es fantasía pero vive largamente porque su morada está en el corazón de los crédulos. Se nutre de mentiras pero la gente se muestra ansiosa de creerlas. En un cuento de Jorge Luis Borges, El Simulacro (apenas tendrá unas 300 palabras), se describe de manera figurada un evento que fue real: en muchos pueblos de la Argentina se armaron ataúdes falsos para que la gente pensara que estaban despidiendo a Evita en “vivo y en directo”.

Termina Borges su breve cuento acerca del mito de Evita diciendo: “pero tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (cuyo nombre secreto y cuyo rostro verdadero ignoramos) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una crasa mitología.»

Así, posiblemente, los futuros venezolanos tendrán que pensar en Chávez como un mito cuyo rostro verdadero será ignorado, su verdadera fisonomía sacrificada en el altar de lo irracional.

Hugo Chávez ya galopa hacia la historia, como El Cid. A diferencia del Cid puede elegir montura entre muchos babiecas.

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