El personaje del 2007 y sus relacionistas públicas
Ese término que algunos celan con fascinación y otros recelan con aversión, la famosa “globalización”, se sintió como nunca en 2007 por la manera como el mundo, nuestro planeta, se convirtió en el principal personaje noticioso, por los alarmantes síntomas que hacen peligrar a sus “tripulantes”, los seres humanos.
El mundo siempre ha estado enfermó y en los años 60, como diagnóstico Quino a través de Mafalda, su peor síntoma era “un comunismo que vuela”, que ahora se agrava con nuevos intentos de imponer su fracasado modelo, asfixiando la libertad y el acceso a la prosperidad, y en el extremo contrario, el exceso de capitalismo materialista y mezquino, que juntos, llevados a su máxima expresión como dogmas de fe, aumentan los síntomas de conflictos armados, miseria, refugiados y el más grave de todos, cambios climáticos que ya colocan al paciente en terapia intensiva.
El calentamiento global, que puede poner en jaque la supervivencia de nuestro planeta, ha causado tales estragos que obligó a salir a escena a decenas de científicos, artistas y políticos – quienes antes dejaban ese trabajo a los ecologistas – para forzar nuevos acuerdos mundiales de reducción de gases tóxicos, estándares más rígidos para los desechos que producen las industrias, una ética planetaria para las corporaciones y gobiernos cuando se trata de manipular la naturaleza, y hasta la revisión del famoso tratado de Kyoto, recientemente en Bali, en un intento de “globalizar” la preocupación y la ocupación para rescatar al mundo de muy probables y cercanos fenómenos climáticos que causarán maremotos, huracanes, inundaciones e inimaginables tragedias.
El documental “Una Verdad Incomoda” de Al Gore ganó un Oscar, y luego el ex vicepresidente norteamericano, junto a científicos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climática (IPCC) obtuvieron el Nóbel de la Paz por sensibilizarnos sobre el problema.
El 2007 es el punto de partida para que cada vez más, todos, comprendamos que estamos juntos en esta nave espacial colectiva que nos brinda la vida, y si no la guiamos por buen camino, la aventura de la existencia, tal como la conocemos, culminará a consecuencia de la globalización de la negligencia, la codicia y la indiferencia.
