Opinión Nacional

“El pensamiento de Chávez”

Una de las peculiaridades del actual régimen es la caracterización de los personajes que el Presidente ha puesto en la dirección de los organismos que integran el Ejecutivo, cuyo patrón de influencia es similar al de todos los individuos que integran los diferentes poderes públicos, llámense magistrados, ministros, rectores, defensor del pueblo, contralor o diputados. Todos han atado su pensamiento a un mismo patrón, que solo podemos entender como el plasma vertido como un torrente ideario despersonalizado y insulso, que nos arrastra al paroxismo y a la desilusión, cuando conocemos de antaño algunos de estos personajes, que ubicábamos como intelectuales o letrados. Necesariamente, no los podemos calificar de “políticos”, porque la sandez de su conducta no es la de un racional hacedor de derecho, sino la de un vulgar “yes man”.

No es fácil para nosotros observarlos y analizarlos, porque el tiempo que dedicamos a ello nos “revuelve el estómago” y nos obliga a pensar que aramos en el mar. Nosotros, que durante muchos años dedicamos los mejores esfuerzos de juventud en el estudio científico para tratar de comprender el desarrollo humano y la tendencia del humanismo forjados en las épocas del iluminismo, de las letras y de las luces. Y creímos, que habíamos logrado encajar el desarrollo del país como un vagón enriquecido de artes y dogmatismos en el tren del vanguardismo, nos sentimos frustrados, y lamentamos no poder retroceder el tiempo, para insuflarnos estos diez años y aplicar nuestras fuerzas para retorcer la mancha vulgar que ha puesto este maligno, engreído y tosco espécimen, quien creyéndose iluminado, ha degradado nuestro gentilicio. Pero de mayor gravedad, es la sarta de “si siiiiiii…” con grados, títulos y auto intelectualizados, que como la señora “diputada” María Qeipo asombran al mundo con una trastada como la de asomar el llamado “pensamiento de Chávez”, para guiar el sistema educativo y con él, el desarrollo y la defensa nacional, como si no fuera suficiente la demostración de su ignorancia, su incapacidad, su desorden familiar y su vulgar lenguaje. A los que unimos su falta de coraje y su delirante miedo, demostrados el 4F en el museo militar y su abandono del cargo el 11 de abril del 2002, que como todo temeroso solapa su debilidad con gritos, amenazas, infundios, venganzas por terceros y actos abusivos de prepotencia y premeditación. Todo surgido de su escatológico pensar, que no va mas allá de la impudicia.

¿De cual pensamiento hablan estos prosélitos? ¿Del que surge de una mente morbosa, enfermiza y procaz, o del que se acomoda como pago por una pertenencia reptil y jalona? Ya criticamos el famoso pensamiento militar inventado por Müller Rojas, tan falaz como el de Chávez, quienes siglo y medio después de Marx y Engel, quieren atapuzar al pobre venezolano su inventado “socialismo del siglo XXI”, que solo sirve para reunir a las “focas” recurrentes guiadas por unos desvergonzados, muchos de ellos egresados universitarios, que prefirieron meter sus títulos en una letrina, para sumarse al circo rojo que es el opio de Chávez. Son los gestores del verdadero “socialismo”. ¡Si Luis¡
Sentimos un gran pesar por el deterioro, si es que así puede llamarse, del orgullo que desde jóvenes se insufló en nuestro pecho, paralelo y creciente con nuestro empeño por ser cada vez más útiles a la patria. Nunca hemos tenido amarras, ni gloriosas ni lastimosas, que nos hicieran perder el sentido de la ponderación, de la ecuanimidad y de la sindéresis, por lo que hemos marchado siempre a paso de vencedores, como es nuestra consigna: “adelante, siempre adelante”, procurando la perfectibilidad ciudadana y profesional, que sentimos como un logro. Ante los ataques, no nos sentimos aludidos y pensamos como Confucio que las palabras que rebaten ideas claras, “es como quien lanza huevos contra una roca; se podrían usar todos los huevos que hay en el mundo sin causar daño a la roca».

Contrario a este pensamiento raposo e inculto de Chávez, pensamos en un país con instituciones de gran vitalidad y resistencia, como la roca mencionada por Confucio, pero al ver la barbarie con que nos gobiernan, no nos queda mas camino que lanzar el alerta que nos obliga a enfrentar la temeridad y el desafuero de que está impregnada la conducta de los “revolucionarios“, ya que, al menos, dos instituciones corren el riesgo de perder su orientación, como los son la educación y las Fuerzas Armadas. La primera, defendida por un gran número de padres de familia y docentes, pero la última, con cierto desdén a la deriva, que se reciente por los ejemplos militares y “revolucionarios”, que no son asimilados por la falta de experiencia política de sus mandos y la disciplinada obediencia de los subalternos, que más que confundidos, se sienten temerosos por el devenir institucional y profesional y temen a su futuro profesional.

Como veterano educador y abogado curtido durante 58 años de ejercicio docente; como militar acreditado con una completa carrera profesional, adornada con la capacitación y el ejercicio del mando en todos sus niveles, en la docencia militar y en la función operativa y de planificación; hoy nos encontramos imbuidos en la fogosidad del investigador y del actor político, para como venezolano hartamente convencido de la vorágine que amenaza la democracia y tiende a pervertir la orientación del designio de la patria, alertar al venezolano sobre lo que podría ocurrir en un país a la deriva como lo están conduciendo estos aventureros teñidos de “rojo”, y tratar de alertar al propio Presidente sobre la imagen que no aparece en su mórbida mente, de un país que se deteriora y despedaza, con lo que sus adláteres ven como una bondad revolucionaria. Un cascarón vacío pintado de rojo que para el alago del mentor lo bautizan con la denominación “el pensamiento de Chávez”, pero como se ven las cosas, se les está convirtiendo en un bumerán que arrollará a la propia “revolución”, pero que lamentablemente nos arrastrará a todos a la barbarie y al caos.

Ojalá que nuestra palabra no sea “como hacer fuego en medio de la lluvia” y sirva para la conciencia de los “revolucionarios” pensantes. Bien sabemos que el Presidente solo confía en sus asesores del entorno y éste tiene miedo a disentirle, por lo que hábilmente buscan el consenso o se suman a la “revolución”, para no caer en la mala y pasar a integrar el gran grupo de los que han huido de la caterva o han sido desplazados y/o reemplazados. Son innumerables y lamentables los casos del “yo no dije…” o “lo que quise decir…” y pocos los casos de los desertores, que motivan la causa de su deserción. ¿Hipocresía o irresponsabilidad?

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