El Pdvalito
¡No es buen consejo la falta de esperanza!, la desazón, la llegada a donde no hay más; el corazón partío vuelto migajas, la patria al revés, la ilusión pérdida y la esperanza que se diluye entre sucesitos de poco alcance, de limitado y concentrado vuelo, de poca televisión.
Recuerdo de mi patriota infancia un corrido llanero que cantaba a un amoratadito mío, mío, mio, como si fuera un último destino, la tabla salvadora, esperanza postrera, una utopía alucinada y por venir.
Este Pdvalito en paquetito me recuerda lo mismo, a saquetito gringo, amigable y liberador, a última boya salvadora, a límite de lo que bien pudo ser y no fue, a denostada alianza para el progreso; a arroz mazacotudo para la paila y a caraota refrita para el sartén saltando de bolivariano gusto en puro oil de la mejor mazorca de nuestra plantación.
Con paciencia revolucionaria me dirijo – cola larga y pasión intacta – a adquirir lo que ya fue, el paquetito, el estertor de un colectivismo que no pudo ser, el billetito de cinco, el tinoquito, el fuerte, el pdvalito, el recuerdito, que adornará en mi ilusionada despensa la garbosa revolución.
Pdvalito… mío… mío…mío.