El pasado y el futuro de los medios
En el país habrá razones suficientes, restaurada la
democracia, para desarrollar una ley de
«Responsabilidad Social» de medios de comunicación.
Probablemente, de haber existido antes de la irrupción
de Chávez, se le hubiera dificultado el acceso al
poder. La cultura de la denuncia donde reinó con
frecuencia la difamación y la calumnia erosionando
personas e instituciones sin que se aportaran pruebas
de sus supuestos delitos, contribuyó de manera muy
decisiva al desgaste e incredulidad del sistema
democrático. Algunos objetarán que lo que dio al
traste con él, no fueron las denuncias,muchas ciertas,
sino el lodo mismo de corrupción y de impunidad en las
que este cayó y cobijó sus vicios.
Nos atrevemos a afirmar, que un periodismo responsable
de su papel democrático, junto a la existencia de
algún instrumento jurídico con efectos de sanción
judicial real ante tantos casos de falta de sustento
probatorio en miles de acusaciones que saciaron en el
pasado la prensa, la radio y la televisión con su
secuela de destrucción de reputaciones e
instituciones, la arquitectura democrática aunque era
frágil, hubiera podido resistir la tentación
autoritaria que desató tan monolítica postura suicida.
Es curioso que muchos medios y periodistas,se
escudaron a su provecho- en ese feroz empeño de
denunciar para mostrar la parte pestilente de nuestro
sistema político-, en el mismo espacio de la impunidad
que señalaban como la causante de su deterioro.
La intelectualidad de izquierda y de derecha, unos por
la propensión a un ingenuo utopismo social y al
radicalismo y los otros por una patológica atracción
por el orden y la figura represiva militar, cooperaron
con una culpa enorme a defenestrarla. Muy pocos de ese
sector intelectual, advirtió a tiempo de los serios
peligros que podían derivar el revelar solamente el
saldo negativo de nuestro funcionamiento político-
institucional.
La pretensión nuestra no es abrirle expedientes al
pasado, creemos -ojalá-, que el purgarorio devastador
del «chavismo» en sus intentos por sepultar la
libertad, sea lección esclarecedora para el futuro,
que sirva para que la delicada carga del oficio de la
comunicación se emplee con sensibilidad similar a la
que acostumbran a utilizar los más prominentes
defensores de los equlibrios ecológicos y
ambientales.. No obstante,esto no bastará y como en
otras profesiones deberán codificarse respuestas
legales por los daños ocasionados de su ejercicio. No
será eludible tampoco,una necesaria regulación moderna
y flexible del funcionamiento de radio y televisión.
En cuanto a la «Ley Barreto», el objetivo político del
régimen de controlar y silenciar a la oposición de
aprobarse esta ley ,completaría el anillo bastardo de
dominación, que sin haberse consolidado, ya alcanzó a
los agentes productivos con la retención cambiaria ,a
PDVSA y al sector militar. La ciudadanía en la calle
movlizada, tendrá que dejar el pelero,no hay otra.