El Nazismo bolivariano
“La capacidad receptiva de las multitudes es sumamente muy limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión, en cambio es enorme su falta de memoria” Adolfo Hitler (2003).
El bolivarianismo, que realmente debería ser consignado (en los anales históricos) como el chavismo, ha carecido de claridad programática desde su nacimiento con un panfleto que se originó en la cárcel de Yare (estado Miranda) titulado ¿Cómo salir del laberinto? (Chávez, H. 1999) (una de sus pocas copias está en mi poder). Allí y en documentos posteriores se magnifica el nacionalismo como si fuera una idea calcada del nacional socialismo de Mein Kamp de Adolfo Hitler.
Se crea la idea de unir el chavismo al socialismo y se crea una nueva fórmula para lo cual contratan, primero a Ernesto Ceresole, un ideólogo nazista argentino y luego, al morir éste se recurre a Heinz Dieterich un filósofo mexicano y a la economista y marxóloga chilena Marta Harnecker. Mientras tanto, el ideólogo criollo era el filósofo Núñez Tenorio, a quien se le pide elaborar la filosofía del Árbol de Las Tres Raíces, en una serie de escritos que trataban de exaltar a Simón Rodríguez, a Simón Bolívar y Ezequiel Zamora (Concha, 2000) y de tomar algunas ideas que las transformaría en el ideario popular-filosófico para que las masas apoyaran a Chávez en la campaña electoral de 1998.
Estas ideas son casi calcadas del nacionalsocialismo de Hitler y sólo carece de una abierta ideología racista aunque Chávez y sus adláteres han perseguido a la Iglesia Judaica y a los católicos, como males del capitalismo que ellos dicen querer erradicar.
La ausencia de una claridad ideológica que se ha apoderado de consignas izquierdisantes y de otra liberales, no han afectado a los seguidores del Führer criollo pues no están más interesados que en consignas vacías y de sus cuentas corrientes en el extranjero. Las ideas de ultraderecha también aparecen en el ideario de estos supuestos revolucionarios quienes dejan las manos libres a Chávez para manejar no solo los recursos económicos del país sino que también las relaciones internacionales con dictaduras francamente de derecha como la de Irán, o de izquierda. Como la de Zimbawe.
Dentro de las ideas de izquierda, tal como lo hiciera Hitler, se critica la división de poderes por ser una vía burguesa de la democracia. Por otra parte, se trata de imponer un pensamiento único en el arte y la cultura, comenzando desde la escuela básica y muchos jerarcas del régimen parecen decir como Herr Göebels “cuando escucho la palabra cultura, saco mi pistola”(Carrasco, 2012).
El chavismo, ha sido acusado de comunista debido a la ignorancia política de sus oponentes. El chavismo es, sin duda, un fenómeno nuevo en Venezuela y América Latina por ser algo masivo, ilusorio y redentor. Todos piensan que Chávez es el creador del cielo y de la tierra y que por lo tanto él solucionará todos los problemas. (Lo mismo pensaba el pueblo alemán de Hitler).
Para el chavismo y los chavistas connotados, es decir quienes cobran las monedas de oro por seguir y sostener al líder, son contrarios a toda forma de iluminismo intelectual y están en contra del espíritu, la razón y la ciencia (esta última sólo es aceptada si es militar). Para Chávez y sus seguidores, todo es político y que todo debe ser arreglado de acuerdo al poder del partido, en este caso PSUV. En otras palabras, desprecian la filosofía de la misma manera que lo hacían los nazis.
El problema es cómo surgen estos movimientos. Sólo lo hacen cuando la democracia se debilita porque sus sostenedores se han preocupado más de llenar su bolsa que de preocuparse de la pobreza manifiesta que sufre el pueblo. Los partidos venezolanos así como sus grandes empresarios (muchos de los cuales conviven con el régimen (Los Krupp criollos) miraron para otro lado cuando la población de varias ciudades saqueó, asesinó y comenzó a desbandarse en una vorágine de odio, sin precedentes, contra todo aquel que representara mejor calidad de vida, mejor cultura, mejor educación, etcétera.
La barbarie política se legitima cuando
(…) la ignorancia y la estupidez se pavonean con desparpajo frente a la serenidad y sabiduría, cuando los lazos de solidaridad ciudadana se relajan y cuando la liviandad y el inmediatismo de los medios comienza a perder la ruta y a no saber distinguir entre lo grave y superficial, lo verdadero y lo falso, lo nimio y lo peligroso, en suma, cuando la confusión se apodera de las mentes y comienzan a abrirse paso todas las formas imaginables de desvarío político. (Carrasco, 2012)
Lo descrito por el filósofo chileno sobre la acción de los pueblos frente a la politiquería fascista, nacista y/o populista, tiene su mejor ejemplo en el huevo de la culebra. Una Áspid, Cascabel o Mapanare, logran que su huevo eclosione; aparecerá un simpático bichito al cual dan ganas hasta de cuidarlo pues es pequeñito y simpático. Va creciendo, creciendo y este bichito se transforma en un letal monstruo de destrucción. Es esto lo que ha sucedido con el menstruo bolivariano o del socialismo del siglo XXI…
El fenómeno de masas creado por el nacional-socialismo chavista existe porque miles, millones de personas pusieron su fe y su confianza en el Führer de América, quien ascendió con suma rapidez gracias al manejo científico del marketing político, del engaño y de la mentira. A un pueblo vicioso, se le impuso una cerveza de veneno y se le aumentaron las capacidades de apuestas ilícitas. Se aumentó el lumpen proletariat como lo hiciera Hitler quien los legalizó a través de la SS y Chávez a través de las llamadas Milicias Bolivarianas. Son copias al calco, con la diferencia de que aún no matan ni judíos ni comunistas, pues estos últimos, como buenos oportunistas, se aliaron al tirano…
En Venezuela, mientras los opositores no estudien la caracterización, las ideas, la filosofía que hay detrás de quienes hoy mandan en el país en nombre del pueblo y mientras no entiendan de que éstos vinieron para quedarse mil años (Hitler no alcanzó a llegar a los 11 años y Chávez lleva 14 en el poder), no habrá paz, ni seguridad en las calles, ni educación de calidad, ni viviendas dignas, ni hospitales eficientes pues a los gobernantes, como dijera Simón Rodríguez, les conviene tener un pueblo bruto; así de simple.
*El autor es candidato a doctor en Comunicación Estratégica
Bibliografía
Concha Vergara Mario H. (2000) La revolución que no fue, o cómo hacer para que la revolución no se revolucione en http://analitica.com/va/politica/opinion/2176191.asp
Concha Vergara Mario H. (2011) Liderazgo político de Hugo Chávez – ¿Nuevo liderazgo en Latinoamérica?; Editorial Académica Española, Alemania, UK. EE.UU.
Carrasco Eduardo (2012) Heidegger y el nacional Socialismo; Catalonia, Santiago de Chile
Chávez Hugo, (1993) ¿Cómo salir del laberinto? – Cárcel de Yare, estado Miranda, Venezuela (Copia auténtica en poder del autor de este ensayo)
Hitler Adolfo, (2003) Mi Lucha; primera edición electrónica en castellano