El Mea Culpa de Ameliach
Los problemas de Luis Tascón, una de las figuras del chavismo más odiadas por la oposición, comenzaron con un simple comentario del también diputado oficialista Francisco Ameliach.
En unas declaraciones que dio el 22 de agosto de 2007, Ameliach asomó la posibilidad de postergar la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y “desempolvar” el Movimiento Quinta República o MVR (partido que había aceptado diluirse en el PSUV) para no perjudicar la selección de candidatos oficialistas para las elecciones de alcaldes y gobernadores de finales de 2008.
La ley electoral, recordó Ameliach, establece que un partido sólo puede postular candidatos si éste adquiere status legal seis meses antes de las elecciones. Y añadió: “No se puede supeditar a un cronograma electoral la construcción del partido socialista.”
Este comentario, que revelaba una simple preocupación con el posible daño en las elecciones regionales que podría causarle al oficialismo la creación del PSUV, le salió caro a Ameliach.
En un acto el 25 de agosto, el presidente Chávez anunció que un dirigente oficialista había sido sometido a un tribunal disciplinario ad hoc presidido por el gobernador de Miranda, Diosdado Cabello.
“He pasado a Consejo Disciplinario a un dirigente nacional que aspira a ser del partido por andar hablando pistoladas. El pensamiento crítico es fundamental para una revolución, pero eso es una cosa muy distinta a andar hablando mal del partido que no ha nacido, recogiendo firmas para presentarlas no sé dónde. El que quiera ser un anarquista váyase de aquí, no lo queremos, aquí se requiere una militancia creativa pero disciplinada.”
Chávez no mencionó a Ameliach por nombre, pero obviamente se refería a él, pues a los pocos días, el diputado fue removido de la Comisión de Defensa del Parlamento y sometido, como anunció el presidente, a una investigación del recién creado tribunal disciplinario. Luego, el 30 de agosto, el diputado Mario Isea anunció que Ameliach abandonaría la coordinación del Bloque Socialista en el Parlamento. Isea explicó que Ameliach había renunciado a su cargo. Otros dijeron que lo habían echado por sus “impertinentes” declaraciones. Una verdad no excluye la otra.
Ese día Isea también hizo una aclaración importante sobre una carta enviada al presidente por un grupo numeroso de diputados (y a la que el presidente –ver arriba– aludió en su recriminación a Ameliach). Isea declaró a los medios que esa carta no existía.
La carta, que sin lugar a dudas existió, es un elemento importante del susto que se llevó Ameliach. Reportes de prensa de esos días informaron que el legislador había recogido casi 150 firmas de parlamentarios para respaldar una misiva en la que se planteó la postergación de la conformación del PSUV.
En la carta los legisladores expresaban preocupación por la situación del naciente partido socialista. Se quejaban de que los promotores habían sido designados por la Comisión Técnica sin considerar los liderazgos locales, lo cual originó problemas. Decían también que estos problemas podrían haber provocado la apatía o ausencia en las asambleas de los batallones y alertaban sobre los posibles efectos adversos de una elección interna en momentos en que se requería unidad para defender la reforma de la Constitución impulsada por Chávez.
Casi ninguno de los casi 150 firmantes de la carta se quejó del castigo que, por estas críticas razonables, se le aplicó a Ameliach. La mayoría calló. Algunos incluso dijeron que habían firmado bajo engaño. Los únicos que se quejaron fueron los diputados Luis Tascón e Iris Valera, que el 4 de septiembre, en el Parlamento, denunciaron una conspiración en el seno del chavismo contra el Congreso y Ameliach, a quien reconocieron como “el único jefe político” del bloque socialista. Valera, desafiante, dijo “Ameliach ha demostrado ser leal a todo prueba.” (Lo cual es cierto: Ameliach participó en una fallida liberación de Chávez en la cárcel de Yare en los noventa y en 2002 se unió a la Brigada de Paracaidistas de Maracay para activar el rescate del presidente, preso en La Orchila después de los sucesos del 11 de abril).
El gesto, sin embargo, no fue agradecido.
El día siguiente, después de prácticamente desaparecer por una semana, Francisco Ameliach dio unas declaraciones que algunos comentadores luego compararon con la célebre autocrítica del poeta cubano Herberto Padilla a principio de los setenta.
Ameliach dijo confusamente que no existía una carta firmada por alrededor de 140 diputados, “sino un borrador que recoge las opiniones de los diputados y que yo envié al Presidente para que tomara acciones y analizara las sugerencias.”
Añadió que las declaraciones en las que asomaba la posibilidad de revivir el MVR habían sido un error, porque había generado confusión entre los militantes del PSUV. “El MVR se disolvió y no volverá,” afirmó. “Ahora hay que trabajar unidos para la creación del PSUV.”
Ameliach luego confirmó lo dicho por Isea, que él, por “cuestiones de ética,” había pedido ser retirado de la coordinación del Bloque Parlamentario Socialista y de la Comisión de Defensa.
“El único líder es Hugo Chávez,” apuntó. “Es imposible una revolución sin Chávez…las directrices del PSUV son una sola: las del Presidente.”