El MBR-200: táctica y estrategia
La vía electoral para los revolucionarios era cambiar la concepción estratégica de acceder al poder. Participar en un proceso de elecciones, preparado y dirigido por las fuerzas del «statu quo», significaba reformular conceptualmente la acción política. Hasta 1997, la toma del poder para la concreción del proyecto revolucionario, era un acto consciente producto de la lucha de clases. En consecuencia, generar un nuevo sistema político basado en una nueva institucionalidad que transformara las relaciones de poder, las relaciones sociales y las relaciones de producción, solamente se lograría por medio de la acción del pueblo con respaldo de las Fuerzas Armadas.
Las elecciones representaban la legitimación del orden social que se adversaba y, por lo tanto, era antagónico a la conciencia revolucionaria de quienes militaban en un proyecto anti statu quo. Si se asumía replantear el método y considerar la participación en el proceso electoral, había que concebir una nueva táctica como alternativa, ideológicamente justificada, tanto para su desarrollo como para su aceptación por parte de la militancia del MBR-200.
Si bien es cierto que la situación coyuntural determina la acción política, también hay que aceptar que la concepción estratégica fundada en preceptos ideológicos, que se derivan de los ideales y de las motivaciones de la lucha social, debe mantenerse invariable en cuanto a los fines ulteriores que persiguen esos objetivos estratégicos. En 1997, la vía electoral emergía como una condición coyuntural y objetiva para acceder al poder. No obstante, aunque permanecía en la conciencia del colectivo el estallido popular de febrero de 1989 y los intentos revolucionarios del 4F y del 27N de 1992, las condiciones para una irrupción popular con apoyo militar dirigida hacia la toma del poder no estaban dadas.
Dos fases globales componían la nueva acción. La táctica, tomar el poder por la vía electoral y la estrategia, ir al fondo de los cambios estructurales, una vez consumada la táctica. Esta decisión la tomó la asamblea extraordinaria del MBR-200, el 19 de abril de 1997 en Valencia. Por unanimidad se acordó ir a las elecciones del 98, sin que el movimiento se desactivara. Por el contrario, se decidió que el MBR-200 conservara su propio nombre, su perfil no partidista y sus proyectos estratégicos imperecederos –decisión que hasta los actuales momentos no ha sido derogada.
Hoy, cumplida la acción táctica, a pesar de los antagonismos encontrados, los sectores golpistas y las contradicciones internas, queda pendiente desarrollar la estrategia. Proceso con base en cinco rasgos definitorios: (i) el gobierno se transforma en un instrumento real del pueblo, (ii) se sistematiza y se funda el poder constituyente, (iii) la democracia directa se asume como tesis ideológica para la teoría y práctica del sistema político –su canal de acción es la democracia participativa, (iv) la lucha política se fundamenta en el bien común y (v) el rescate de la Agenda Alternativa Bolivariana, cuerpo global de proyectos para la prosperidad nacional. La Agenda Alternativa Bolivariana -presentada públicamente por Hugo Chávez en julio del 96– contiene las líneas generales del programa del gobierno bolivariano.
Por eso el MBR-200, se asienta como la estructura emblemática del proyecto revolucionario. Hecho que trasciende el ámbito nacional para aparecer como un hito de dimensión universal. El MBR-200, que nunca ha desaparecido, es la imagen objetivo de la táctica y la estrategia de las organizaciones que apoyan al proceso. Resaltando con su presencia algo más fuerte que su propia estructura y que cualquier aparato de mando, la conciencia revolucionaria. El poder de la voz interior de cada individuo. Ese es el rol primario del MBR-200: mantenerse como paradigma de la lucha por la construcción de la revolución.