El mapa del tesoro, de Alex Rovira y Francesc Miralles (Grijalbo, 2011)

Confieso mi admiración por estos autores, y creo haber leído y subrayado todos sus libros. Muchos los he comentado con gusto. Pero éste me ha decepcionado profundamente. Lo tengo desde el mismo día que salió en octubre. Lo he intentado leer de todas las formas posibles: prólogo, índice, empecé varios capítulos, los leí en fast, me detuve en las negritas; me forcé a leer algún capítulo entero. Tuve que dejarlo. Me declaré frustrado y abusado por la codicia de editores que, a veces, fuerzan a autores a cumplir sus compromisos con ellos para que publiquen, lo que sea y como sea, en la fecha convenida. Y algunos autores… se dejan llevar contradiciendo los valores y las tesis por las que los admiramos. No es justo y este abuso (en sentido literal) ha sido causa de no pocas carreras literarias truncadas.

No me parece digno que se presenten como capítulos lo que parecen ser textos de Power Point, de charlas a ejecutivos y derivados. Utilizan la añagaza de “explicar” el éxito de personas como Bill Gates, Henry Ford, Jimmy Wales, Larry Page, Warren Buffet o Steve Jobs, entre otros, como Zuckerberg o el fundador de Ikea de una forma “fantástica” y burda.

Me parece de una irresponsabilidad delirante. Qué forma de simplificar al estilo de aquellos manuales de autoayuda: “Usted puede hacerlo”, “Usted sí que vale”, “Todo al alcance de su voluntad”. Deprimente. Por tratarse de un comentario no citaré las “reglas” infalibles para el triunfo que proponen. Entre otras: optimismo, concentración, intrepidez, afán de superación, aprendizaje, tenacidad, paciencia… O “alcanzar lo inalcanzable”, “Disfruta de los errores”, “No busque elogios, sino críticas”, “Trabaja con los mejores”…

Y todo ello salpicado de citas buenas y conocidas de otros autores con las que suelen salpicar sus escritos. Las valoramos pero, en este bodrio, me temo que muchos se sentirán frustrados, desolados, desesperados.

No hagan caso. Acabo de escuchar a Alex en una entrevista en Radio Nacional de España, que más parece publicitaria a estas horas y en estas fechas.

Como siempre, me fascinaron sus palabras y el tono y la forma seductora de exponerlas, de corrido, sin dejar meter baza al “entrevistador”, gran profesional al que sigo. Y hasta el admirable Carlos Santos, en su loa, confesó que no había leído “este libro”. Ya verá cuando intente hacerlo.

Me sentí tan subyugado que volví a coger El mapa del tesoro y comprobé que nada tenía que ver con su admirable discurso. Llevo dos meses negándome a comentarlo en el Centro de Colaboraciones Solidarias porque me daba pena. Pero he comprendido que mi deber era hacerlo para que algunos posibles lectores no se corten las venas en vertical, desolados porque no responden a esa Imago falsa, del triunfador que presentan. Una pena. Pero como él mismo Alex dijo hoy, la crisis no es mala, puede ayudar a formar un criterio… sobre su último libro, por ejemplo. Lo siento.