El liberalismo según Jean Touchard
A las nuevas generaciones. «La historia de las ideas políticas en el siglo XIX está dominada por el progreso del liberalismo en el conjunto del universo”. El liberalismo avanzo en Europa occidental; se propaga en Alemania y en Italia, donde el movimiento liberal está ligado estrechamente al movimiento nacional; gana la Europa oriental (lucha de “eslavófilos” y “occidentales”); penetra, bajo su forma europea, en los países de Extremo Oriente, que se abren al comercio occidental; las repúblicas latinoamericanas se otorgan Constituciones liberales, inspiradas en la Constitución de Estados Unidos.
En cuanto a Estados Unidos, aparece como la tierra de elección del liberalismo y de la democracia, eficazmente conciliados. De considerar solamente las doctrinas, cabría la tentación de dejar a un lado la aportación de Estados Unidos; pero lo que importa es la imagen de Estados Unidos, no las obras doctrinales (relativamente poco numerosas y poco originales) que allí salen a la luz.
Sin duda, la imagen que los liberales europeos adoptan, con frecuencia está muy lejos de corresponder a la realidad. El mismo Tocqueville, más que describir la realidad americana, interpreta los Estados Unidos a la luz de sus propias convicciones.
La referencia a Estados Unidos adopta, pues, la forma de un mito o de una serie de mitos, cuya historia desde comienzos del siglo XIX es muy instructivo seguir.
El siglo XIX es, ante todo, el siglo del liberalismo, pero ¿de qué y/o cuál liberalismo? Son necesarias, aquí, algunas distinciones. Veamos.
Primero: Liberalismo y progreso técnico.
El liberalismo es inicialmente una filosofía del progreso indivisible e irreversible; progreso técnico, progreso del bienestar, progreso intelectual y progreso moral yendo a la par.
Pero el tema del progreso se vacía poco a poco de su sustancia. Hacia finales del siglo XIX son numerosos los liberales (especialmente en Francia) que sueñan con una era estacionaria, con un universo detenido; este estado de ánimo es particularmente evidente entre los progresistas desde los años 1.890.
De esta forma es necesario distinguir entre un liberalismo dinámico, que acepta la máquina y que favorece la industria, y un liberalismo económicamente conservador y proteccionista.
Esa primera forma del liberalismo prevalece, en conjunto, en Inglaterra; y la segunda domina en Francia, donde el liberalismo (generalmente más audaz que en Inglaterra en materia política) se muestra, económicamente muy timorato, y donde el progreso de la industria y de los transportes se debe a hombres, especialmente los saintsimonianos, cuyas concepciones políticas son totalmente ajenas al liberalismo tradicional.
Segundo: Liberalismo y burguesía.
El liberalismo, para algunos teóricos, es uno de los elementos originarios de la filosofía de la burguesía. Pero, durante el siglo XIX, las fronteras del liberalismo no coinciden ya en manera alguna (si es que alguna vez coincidieron exactamente) con las fronteras de la burguesía.
La situación, a este respecto, difiere según las épocas y según los países. En Francia el liberalismo permanece, en conjunto, estrechamente vinculado a la defensa de los intereses (“Bajo la guardia de nuestras ideas, venid a colocar vuestros intereses”, dice irónicamente el liberal Charles de Rémusat).
Pero mientras que el liberalismo francés apenas evoluciona y lleva la impronta de un orleanismo congénito, Inglaterra conoce varias tentativas para ensanchar y revisar el liberalismo, especialmente en la época de Stuart Mill y, más tarde, en los últimos años del siglo XIX.
El socialismo francés del siglo XIX constituye una reacción contra el liberalismo burgués, en tanto que el socialismo inglés está impregnado en gran medida de liberalismo: el hecho es particularmente claro entre los fabianos.
El liberalismo inglés es más inglés que burgués, siendo el imperialismo su término normal; el liberalismo francés es más burgués que francés, y, dedicado a conservar; vacilará en conquistar, por lo que el Imperio colonial francés será obra de algunos individuos.
Tercero: Liberalismo y libertad.
En el siglo XVIII se hablaba indistintamente de libertad y de libertades; y el liberalismo aparecía como la garantía de las libertades, como la doctrina de la libertad.
La confusión de los tres términos (liberalismo, libertades y libertad) es manifiesta en la monarquía de julio. Pero en la misma medida en que el liberalismo aparece como la filosofía de la clase burguesa, no asegura más que la libertad de la burguesía; y los no-burgueses, por ejemplo, Proudhon, tratan de establecer la libertad frente al liberalismo.
Por consiguiente, existen, por lo menos, dos clases de liberales: los que piensan (como dirá más tarde Emile Mireaux en su Philosophie du libéralisme 1950) que el “liberalismo es uno porque la libertad humana es una”, y los que no creen en la unidad de la libertad humana y piensan que la libertad de unos puede alienar la libertad de otros.
Cuarto: Liberalismo y liberalismos.
Durante mucho tiempo el liberalismo aparece como un bloque: para Benjamin Constant, liberalismo político, liberalismo económico, liberalismo intelectual y liberalismo religioso no constituyen más que los aspectos de una sola e idéntica doctrina. “He defendido durante cuarenta años, escribe, el mismo principio: libertad en todo, en religión, en literatura, en filosofía, en industria, en política; y por libertad entiendo el triunfo de la individualidad, tanto sobre la autoridad que pretenda gobernar mediante el despotismo, como sobre las masas que reclaman el derecho de sojuzgar a la minoría”.
Esta concepción es la del siglo XVIII, para el que la unidad del liberalismo era un dogma indiscutible. Pero en el siglo XIX se produce un hecho capital: la fragmentación del liberalismo en varias ideologías distintas, aunque no siempre distinguidas:
– El liberalismo económico descansa sobre dos principios: riqueza y propiedad; se opone al dirigismo, aun aviniéndose con los favores del Estado; es el fundamento doctrinal del capitalismo;
– El liberalismo político se opone al despotismo; es el fundamento doctrinal del Gobierno representativo y de la democracia parlamentaria;
– El liberalismo intelectual se caracteriza por el espíritu de tolerancia y de conciliación; este espíritu liberal no es exclusivo de los liberales, algunos de los cuales se muestran incluso notablemente intolerantes.
De esta forma, la unidad del liberalismo, al igual que la unidad del progreso, se nos presenta como un mito. El liberalismo ofrece aspectos muy diversos, según las épocas, según los países y según las tendencias de una misma época y de un mismo país.-
Jean Touchard, nació el 13 de noviembre en Paris, murió allí el 30 de junio de 1971, fue politólogo e historiador. “Historia de las ideas políticas”.
Tips:
- Elecciones 7 Octubre 2012: la suerte está echada: el cambio va porque así lo ha manifestado públicamente el pueblo, la ciudadanía. No más ignominia, ni comunismo, ni castrismo, ni traidores a la patria, ni totalitarios, ni esclavitud, ni impunidad. No más abusos con los recursos públicos. Libertad y Democracia. Nueva lucha: reconstruir el país.
- Ojo con la presunta maniobra “rebanar el voto opositor”, combinación entre la capta huella y el cuaderno de votación para impedir que unos cuantos opositores, en cada mesa, puedan votar. El primer boletín con resultados debe conocerse a las 7,30 pm, seguido por otro cada hora hasta el resultado final. Nada de concesión de tiempos para las maniobras. Cero oportunidades a los hackers. Cero tiempos para preparar escenas y acomodos y tratos y/o pactos ocultos. Cero injerencias de los observadores, sobre todo de aquellos con inconstitucional e ilegal inmunidad. Transparencia.
- Decálogo liberal de Bertrand Russell, 1872-1970: 1. No sientas certeza sobre absolutamente nada. 2. No creas que vale la pena proceder ocultando la evidencia, porque con toda seguridad la evidencia saldrá a la luz igual. 3. Nunca trates de desalentar el pensamiento porque crees que así es seguro que lograrás algo. 4. Cuando te confronten con una posición contraria, aunque sea tu mujer, marido o hijos, intenta solucionarlo con argumentos y no por autoridad, porque la victoria que se sustenta sobre la autoridad es irreal e ilusoria. 5. No respetes la autoridad de otros, porque siempre encontrarás una autoridad opuesta. 6. No uses el poder para suprimir opiniones que consideras peligrosas, porque si lo haces, esas opiniones te suprimirán a ti. 7. No temas que tu opinión se considere excéntrica, porque cada opinión aceptada hoy alguna vez también fue considerada excéntrica. 8. Regocíjate en la diferencia de opinión inteligente y no en la aceptación pasiva, porque si aprecias la inteligencia como debes, notarás que lo primero implica una aceptación más profunda que lo segundo. 9. Sé escrupuloso en la verdad, incluso cuando la verdad sea inconveniente, porque es más inconveniente que la ocultes. 10. No sientas envidia por la felicidad de quienes viven en un paraíso de tonterías, porque sólo un tonto cree que ése es el paraíso.
- No les basto a estos rojos socio-listos el inmenso ingreso de dólares por el petróleo durante 13 años; le echaron mano, también, a las reservas en oro. ¡Qué barbarazos! ¿Y acaso no pagaran por eso, también? ¿Cómo y cuándo? Bueno, así actuaron también los socialistas comunistas (socios-listos) de Grecia, Italia, Portugal, España, Francia, por ser los más divulgados por los medios. Su “bienestar” acabó con esos países, tal como los hermanos castro acabaron con Cuba y están acabando con Venezuela. Solo consumen, acaban, destrozan, arruinan, nada de trabajar y producir, ni siquiera cuanto o lo que consumen.
- Y en Maturín, 28/09/2012, llevando gente de todo el país con los recursos públicos, ahora hasta aéreos, para colmo y como guinda, dejó claro: lo único que importa y quien importa es él, después de él, el diluvio… definitivamente algo le falla en la mollera… ¡Suficiente!.. ¡Hay un camino y esta despejado!…