Opinión Nacional

El juego de la historia

Primer Inning/ Cristóbal Colon inicia el juego conectándole un trancazo a la Reina Isabel y se embasa en Macuro; el Cacique Corocoro Frito es out por regla y subsecuentemente empalado con un bate 36 al presentarse al home sin uniforme mostrando las esféricas; Colon se roba la segunda base y aprovecha de robarse también el oro y las especies que guardaban los indios en el dogout. Esta jugada del Descubridor echa las bases de la corrupción administrativa que históricamente seguirán los almirantes generales y presidentes. Los últimos dos outs no se sabe en quienes recayeron pero el Hermano Nectario Maria sugiere que el equipo hispano decreto forfeit mientras masacraba la oncena indígena a tiro de arcabuces.

Segundo Inning/ El cacique Guaicaipuro inicia la entrada lanzando tremendas flechas y propinándole un sonoro ponche a Diego de Losada. El Fundador alega que no pueden poncharlo con una bola baja y en respuesta el Cacique le mete tremenda pedrada que le aboya el uniforme de hojalata; El Padre De las Casas, quien es el arbitro, decreta que el Conquistador debe ir a primera. Se arma una tangana. El Cacique Manaure se entra a macanazo limpio con Francisco Fajardo, prospecto de la liga doble A, quien funge de refuerzo de los españoles. Se reanuda el juego. Los Indios de Caracas, antecesores de los Leones del mismo domicilio, traen de nuevo a Guaicaipuro a la lomita. Logra poner out a Rodríguez Suárez, pero los Conquistadores le caen a palos y terminan asándolo en su propia cueva. Esta larga entrada concluye con el Tirano Aguirre, out por regla; Ambrosio Alfinger, muere con un largo flay hacia el jardín occidental y finalmente, al cogerle la seña de toque a Madariaga, ponen out a Emparam. La seña de Madariaga fue repetida 193 años mas tarde por Eduardo Fernández pero en sentido contrario. Fue abucheado por el palco y las gradas.

Tercer Inning/ El equipo criollo trae desde Francia al bigleaguer Francisco de Miranda para defender el montículo: Al primer lanzamiento el cuarto bate de la corona, Domingo Monteverde, le conecta tremendo jonron. Sale Miranda del juego y el publico comprende que en Francia, Rusia e Inglaterra se juega fútbol, no béisbol. Simón Bolívar, joven prospecto, acompaña al Generalísimo a las duchas y asume la lomita. Los españoles traen a un importado llamado José Tomas Boves quien se para en el plato y comienza por entrarle a batazo limpio a todo el equipo patriota. Se suspende el juego hasta que aparece José Antonio Páez en el box como pitcher relevo. La reseña de esta entrada es controversial por cuanto el Correo del Orinoco no contaba con un cronista deportivo; sin embargo quienes tratan de descifrar la historia no coinciden con el tercer out. Unos lo ubican con la muerte del Libertador; otros, con la aparición del Mocho Hernández, inventor de las campañas electorales. Sin animo de tocar el espíritu de nuestros muy reconocidos, y a veces hasta fanáticos, albaceas de nuestra historia parece indiscutible que a partir de este tercer inning el equipo patriota se dedico a jugar contra si mismo.

Cuarto Inning/ Las grandes ligas se mudaron de Europa para América. El entrenamiento de los jugadores se hace en los Estados Unidos del Norte. Las reglas del juego no incluyen Capitanes Generales, excepción hecha de Acosta Carles, y la Compañía Guipuzcoana no se ocupa del cacao sino, principalmente, del petróleo. En este nuevo escenario de juego el General Gómez fue un pitcher cómodo para los importados pero con curvas indescifrables para los bateadores criollos. El General Medina Angarita lanzo con buen brazo para criollos y extranjeros hasta que una trifulca de soldados y adecos en los bleachers lo saco del juego y entro Rómulo. Este hubiese sido un excelente pitcher para las grandes ligas si hubiese nacido en Puerto Rico(Con perdón de los boricuas). A lo mejor pudo haber ejecutado con éxito una campaña similar a la de Muñoz Marín, piensa uno; pero creyendo o queriendo fundar una criolla sucursal del BigShow nos dejo una runfla de coachs y managers perecistas, lusinchistas, herreristas, y calderistas que a la postre devinieron en el allstar team del chavismo. Lo cómico del actual equipo es que los jugadores no usan gorras deportivas, sino militares y a falta de un equipo contrario, como los hubo en la colonia y en la independencia, arremeten contra la fanaticada con peinillas, bombas lacrimógenas y eructos.

En este inning, se han roto todas las reglas del juego. Ya van siete outs y medio y no termina aun. (Saquen la cuenta de Rómulo a Caldera II sin meter a Lepage ni a Ramón J). El bateador actual amenaza con el madero esperando que se presente un pitcher en la lomita. Cuando menos lo espere, desde las tribunas le van a lanzar siete millones y medio de pelotas para completar de un solo viaje los tres outs de este inning. A no ser que se suspenda el juego por lluvia. Si nos atenemos al cronista Garrido, solo podría ser una lluvia de metralla. Pero no hay metralla eterna ni cuerpo que la resista. Ni siquiera en Tlatelolco, que fue el más recio y cercano aguacero de plomo del que tengamos noticia.

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