El irrespeto tiene su precio
Los regímenes totalitarios se caracterizan por su irrespeto del orden jurídico, por su marginalidad ante la ley. Los regímenes de Birmania, de Irán –pese a su fachada democrática- y de Cuba son un buen ejemplo de ello. La violación y el irrespeto del orden jurídico, principalmente el relativo a los derechos humanos y las libertades fundamentales, por la decadente dictadura de Castro, evidencia lo anterior.
El régimen bolivariano, lamentablemente, no se diferencia mucho de esos regímenes. Su desprecio por el derecho, por las normas y principios jurídicos internacionales es una constante en sus actuaciones.
El régimen bolivariano contraría el derecho internacional no sólo cuando interfiere en los asuntos internos de los demás países, como es el caso de Bolivia y de México, antes de Perú, Ecuador, Nicaragua. Las insólitas y amenazantes declaraciones del presidente Chávez en su último programa dominical a la oposición boliviana constituyen una muestra clarísima del intervencionismo de Caracas en los asuntos internos de los demás países. Una violación clara del derecho internacional y de los principios relacionados con las relaciones pacíficas entre los Estados. A ello se agregan las desafortunadas declaraciones de “toma de posesión” del Embajador venezolano en México, el “convencido revolucionario” Chaderton Matos, definido inmejorablemente por la intelectualidad mexicana, son otra muestra del expansionismo bolivariano. Una violación política con consecuencias igualmente importantes en las relaciones internacionales.
La reforma constitucional que pretende imponer el Presidente contraría el derecho internacional. Su oposición a los tratados y acuerdos internacionales y, más ampliamente, al derecho internacional general, es decir, a las normas consuetudinarias y los principios aceptados como tales por la comunidad internacional, confirma la naturaleza del régimen venezolano.
Los anuncios en materia de propiedad intelectual, al legalizar la piratería –un disparate político y social sin precedentes- es, además de irreverente, inaceptable desde el punto de vista jurídico. La postura bolivariana que probablemente se traduzca en legislación nacional viola de manera flagrante los compromisos internacionales del Estado con consecuencias no solamente jurídicas, sino económicas y financieras.
Esta contrariedad manifiesta y clara compromete la responsabilidad internacional del Estado. Es particularmente inadmisible que una Constitución Nacional contraríe expresamente las normas internacionales cuando la tendencia ha sido siempre la adecuación del orden interno al orden internacional. Una dinámica favorable a la confianza jurídica en las relaciones internacionales en la construcción de una sociedad internacional basada en intereses comunes.
Se irrespeta también el orden jurídico internacional y el sentimiento nacional, con efectos igualmente graves, cuando se toman decisiones inconsultas, interesadas políticamente e insertadas en negociaciones específicas con fines expansionistas, sobre el territorio nacional. El anuncio de los distintos portavoces del régimen en cuanto a la conclusión inmediata de un acuerdo con Colombia en relación con las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela –a lo mejor Coquivacoa, como lo han pretendido los colombianos siempre, si el régimen bolivariano cede “inocentemente” ante las pretensiones colombiana- es una afrenta y constituye un desprecio al sentimiento nacional.
El manejo secreto de las negociaciones y la adopción de decisiones de procedimiento, el misterio que gira en torno a ellas, es una muestra más de la forma irresponsable como se manejan los asuntos de Estado bajo el imperio bolivariano.
La forma es grave, pero lo es más aún el fondo. En los últimos meses se habrían recibido protestas formales de Colombia que no habrían sido tratadas adecuadamente por los negociadores nacionales, lo que coloca a Venezuela en posición desventajosa. Las autoridades bolivarianas deben saber lo que es una protesta, desde el punto de vista de derecho internacional; su alcance y su significado jurídico. Igualmente, la falta de protesta que se traduce en silencio y éste en aquiescencia y la situación jurídica, así como de la aceptación de la protesta, por la falta de reacción o silencio. Difícil, es cierto, pero es así.
Una conclusión simple: La violación del orden jurídico, nacional o internacional, parece ser irrelevante para la dirigencia bolivariana. Ello tendrá consecuencias ahora, más adelante o después, aquí y allá.
Una conclusión simple: La violación del orden jurídico, nacional o internacional, parece ser irrelevante para la dirigencia bolivariana. Ello tendrá consecuencias ahora, más adelante o después, aquí y allá.
Una conclusión simple: La violación del orden jurídico, nacional o internacional, parece ser irrelevante para la dirigencia bolivariana. Ello tendrá consecuencias ahora, más adelante o después, aquí y allá.
Una conclusión simple: La violación del orden jurídico, nacional o internacional, no parece ser relevante para la dirigencia bolivariana. Ello tendrá consecuencias ahora, más adelante o después, aquí y allá.