El hombre fuerte de Venezuela
Chávez logró el grado militar que quería tener, el de comandante en jefe, de modo permanente, con uniforme, unidad militar y con funciones castrenses específicas, de acuerdo a los artículos 6º y 64º del decreto-ley de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Esto lo convierte en oficial activo y en conformidad a la vigente Constitución (Artículo 238) debe actuar “profesionalmente, sin militancia política”, se encuentra “al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso de parcialidad política alguna”, por lo que no puede ser comandante en jefe y a la vez presidente de un partido político, ni candidato a ningún cargo electo mientras ejerza ese rango militar, ni hacer campañas electorales a favor de miembros de organizaciones políticas. Por lo que, sin dudas, nuevamente el presidente ignora la Carta Magna y el Tribunal Supremo de Justicia, una vez más, no se ha percatado de ello.
Lo que no tiene sentido es que se auto otorgue este grado, cuando el presidente de Venezuela por mandato constitucional, dirige y ejerce el mando supremo de la fuerzas armadas, en su carácter de comandante en jefe, pero sin grado militar, ni uniforme, ni permanente, como es natural en un gobierno civil y democrático. Entonces, nos tenemos que preguntar por qué Chávez se da el grado con asignación militar. ¿Qué quiere Chávez? Será que piensa que puede dejar de ser presidente al término de su mandato y seguir siendo el comandante en jefe del ejército y la milicia. ¿Buscara controlar y seguir mandando desde los cuarteles, aun después de dejar de ser presidente? ¿Estará preparando el terreno para cuando termine su ejercicio presidencial, convertirse en el “hombre fuerte” de Venezuela, como antes otro jerarca militar lo fue de Panamá?
Recordemos que el teniente coronel Omar Torrijos en 1968 dio un golpe de estado al presidente electo Arnulfo Arias. Luego, se auto ascendió a General de Brigada y años más tarde, a través de una Asamblea Constituyente dominada por las fuerzas de defensa panameñas y por el “torrijismo” promulgaron una constitución que en su artículo 277º establecía: “Se reconoce como Líder Máximo de la Revolución panameña al General de Brigada Omar Torrijos Herrera, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa. En consecuencia se le otorga, el ejercicio de las siguientes atribuciones: Coordinar toda la labor de la Administración Pública; nombrar al Ejecutivo, nombrar y destituir a los Ministros de Estado y a los Miembros del Legislativo; nombrar al Contralor General y al Subcontralor General, a los Directores Generales de las entidades autónomas y a los Magistrados del Tribunal Electoral, a los Jefes Oficiales de la Fuerza Pública y el Escalafón Militar; a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al Procurador General, acordar la celebración de contratos, negociación de empréstitos y dirigir las relaciones exteriores. Puede asistir con voz y voto a las reuniones del Gabinete Ejecutivo y del Legislativo, y participar en los debates de la Asamblea Nacional y de los Consejos Provinciales y de las Juntas Comunales”. Después de Torrijos, ocupó la comandancia en jefe, el general Manuel Antonio Noriega. Por eso a los dos los llamaron “el hombre fuerte de Panamá”
¿Será la copia de este concepto, versión siglo XXI, lo que intentará imponer Chávez antes de dejar la presidencia de este período en 2013?
El que tenga ojos que vea… cualquier parecido no es coincidencia. Chávez quiere ser el «hombre fuerte» de Venezuela.