El héroe de Oliver Stone
Las tomas muestran a un presidente maleducado. No deja de hablar con la boca llena de comida. Mientras mastica habla estupideces que dejan atónitos o embelecados a sus oyentes. También hurga en su nariz con natural desparpajo y delante de quien sea. A cada momento la película nos quiere mostrar a un tipo antipático, en el cual sus pésimos modales son el correlato perfecto de su chata ideología, de su elemental pensamiento.
Al protagonista lo mueve el resentimiento. No importa que haya sido bendecido con el acceso a la educación universitaria y con la oportunidad de tener una vida sin carencias, el hombre atiende a una sola motivación: imitar a su padre, si es posible superarlo. Terminar las tareas inconclusas de su progenitor para que, ahora sí, la casa quede limpia y lista para fundar la democracia.
Las conversaciones en su oficina lo delatan como un desinformado, perdido en su fanatismo. No entiende el manejo de la burocracia y cree que toda orden suya es cumplida al pie de la letra. Cuando se le ha ocultado información, no toma medidas, no despide a nadie. La gravedad de las consecuencias de sus acciones es disimulada por el convencimiento íntimo de una misión divina.
A pesar de las similitudes con el comportamiento del confesado héroe de Oliver Stone (Hugo Chávez, cuyo padre –ideológico- sería Fidel Castro), los párrafos anteriores se refieren a su película “W” sobre la vida de George Walker Bush. (Stone podría, por ejemplo, haber usado en “Al Sur de la Frontera” el vídeo donde Chávez habla de su diarrea).
Nadie ha conseguido concitar tanto desprecio y burla de la opinión pública internacional como George W. Bush. Por ello era arriesgado asumir un proyecto fílmico con él como tema que no cayera en los tópicos. Y no otra cosa ha hecho el mismo autor de “JFK” y “The Doors”. Stone dibujó una caricatura de Bush que, para empezar, extrañamente fue incapaz de aprender buenos modales en su acomodada familia (nieto de un famoso senador e hijo de un Presidente).
Ni siquiera el asunto de la guerra preventiva (la invasión a Irak) es tratado con seriedad en la película: el panfletario de “El Comandante” (aquel bodrio hagiográfico sobre el mayor de los dictadores Castro) volvió a aparecer. Una conclusión clara del guión (que por poco logra conmovernos) es que Bush hijo habría sido vilmente engañado por sus subalternos.
La otra es que por más que Stone sea invitado y financiado por reyezuelos suramericanos para filmar un “documental”, su verdadero héroe es George W. Bush, quien por encima de su ineptitud y luchando contra el alcoholismo llegó a la Presidencia de los EE. UU. Tal vez a Oliver, así como le gusta el verde oliva, lo haya subyugado el “tumbao” de vaquero tejano.