El gran elector
En días pasados se efectuó una reunión de coordinadores del MVR y, al finalizar las deliberaciones correspondientes, fue entrevistado por los periodistas el Coordinador Nacional de dicha agrupación política. Palabras más, palabras menos, el dirigente político reconoció que los candidatos para la megaelección destinada a renovar distintas expresiones del poder público, serán escogidos por el (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez»,»Comandante Presidente»)%) en una demostración de ejercicio de liderazgo, sobre lo cual no cabe duda alguna. Una prueba más de la farsa política montada alrededor de la (%=Link(«/bitblioteca/anc/constitucion1999.asp»,»Constitución Bolivariana»)%), aprobada por mayoría en un referendo que, cada vez más, justifica la certidumbre de que el mismo fue objeto de manipulación y ventajismo por parte del oficialismo como lo adelantó una declaración del jefe de la misión de observadores de la O.E.A., sospechosamente ignorada por la mayoría de los medios de difusión y, por tanto, inexistente para una buena porción de la población.
De confirmarse lo dicho por el dirigente nacional del MVR, a lo que hago alusión en el párrafo que encabeza este comentario, se hará evidente que la mención al carácter participativo de la democracia en el nuevo texto constitucional, no pasa de ser una mascarada para ocultar el verdadero rostro del régimen. Puesto que participación es algo bien distinto de imposición que es, en definitiva, lo que se anuncia. Con razón, diferentes analistas políticos están recogiendo las reacciones diversas de voces representativas de la sociedad civil coincidentes en promover la abstención electoral y la desobediencia civil como consecuencia de la política abusiva y arbitraria, cargada de sectarismo, que identifica las actuaciones del gobierno y de sus partidarios, en particular en el plano electoral, donde se urden maquinaciones de distinto género para impedir que los sectores desafectos al régimen puedan participar, desde sus respectivas trincheras, en la construcción de la nueva República. Se está así concretando una visión de país que responde más bien a un proyecto hegemónico y personalista, el cual, difícilmente, podrá presentarse como democrático. Si algo caracteriza a la democracia es la participación ciudadana en los procesos electorales, no solamente por la asistencia al acto de consignar el voto y, en consecuencia, elegir entre una gama de opciones que, a su vez, deben haber sido el resultado de una selección libre y justa. Pero, si ello no es posible debido a las maniobras destinadas a imponer determinados candidatos por parte del gran elector, se falsean entonces los mecanismos democráticos y se abren las compuertas que permiten el establecimiento de un régimen absolutista, plebiscitario y populista.
Sin embargo, las tradiciones democráticas venezolanas, practicadas exitosamente a lo largo de los últimos 40 años, al menos en cuanto al ejercicio electoral se refiere, seguramente servirán para frenar las aspiraciones de quienes, enceguecidos por el transitorio apoyo popular, pretenden imponer candidatos “a dedo” para las tantas posiciones públicas que están en juego en el proceso de relegitimación de los poderes como consecuencia de la vigencia de la nueva Carta Constitucional.