El gran culpable
Por diversas razones, viene ocurriendo que las hojas no dejan ver el tronco del árbol. En el caso de la pudrición de las 80 mil toneladas de alimentos de PDVAL – y ahora de medicinas – hay que observar la raíz del problema para encontrar al gran culpable.
Quien decidió implantar un férreo control de cambio fue el Presidente Chávez, empeñado en mantenerlo para castigar al sector empresarial privado. La estrategia de confiscar haciendas y fundos productivos partió del dedo mandatario barinés; y la ”brillante” idea de poner a PDVSA a vender alimentos para ganar votos en las elecciones fue, precisamente, del Jefe del Estado, por iniciativa del Ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez.
Aparte de estas celebérrimas decisiones que trastocan la dinámica económica, Chávez Frías ordenó agregarle dos ”magníficas” ideas del Ministro de Planificación, Jorge Giordani: quitarle los puertos a los gobiernos regionales y establecer un cambio de divisas dual, acompañado del más duro control por parte de Recadi.
En consecuencia, toda esta cadena de compra-venta y comercialización de alimentos tiene un gran director y es precisamente el presidente de la República Hugo Chávez, quien quitó y puso nuevos mecanismos que estimulan prácticas perversas como la importación de bienes para la obtención de divisas extranjeras, con el agregado de la pudrición (¿ex profeso?) de más de 80 mil toneladas de productos esenciales.
La alimentación de un país no puede descansar exclusivamente en el Estado porque tiene que existir un sector productivo privado robusto. En segundo término, está fehacientemente demostrado que los controles de cambio ocasionan prácticas corruptas de funcionarios y gentes de entornos de los gobiernos. Tercero, la principal industria de un país, como PDVSA, tiene que dedicarse a su negocio y en ningún caso asumir distintas tareas. Cuarto, los puertos son centros dinamizadores de la economía y en ningún caso obstaculizadores del sistema; y quinto la red de comercialización de los productos debe ser privada para evitar prácticas corruptas de amigos de los gobiernos.
Toda esta gran cadena irregular y perversa tiene en el presidente Hugo Chávez Frías al gran responsable y de ahí que aún cuando pudiera pensarse que la pudrición de los alimentos encontrados en los diferentes puertos manejados por el gobierno nacional compete a funcionarios de tercera categoría, la gran verdad radica en que las hojas del árbol no dejan ver al verdadero culpable de toda esta maraña de mecanismos creados para sancionar al sector privado productivo e intentar beneficiar políticamente al gobierno nacional.