Opinión Nacional

El general Müller regaña al teniente coronel Chávez

Si para algo sirvió  la polémica entre el general Alberto Müller Rojas y el teniente coronel, Hugo Chávez Frías, no fue tanto para establecer las visiones de uno y otro sobre el papel de la FAN en el proceso populista, marxistoide y revolucionario, cómo para precisar lo que separa a un oficial que  ascendió al grado de general, de otro que se quedó anclado en el rango medio del escalafón de la institución armada.

      Es la misma diferencia que separa a un gerente de un simple operario, obligado el primero a dirigir, planificar y actuar en equipo, en conjunto y frente a variables complejas que debe estimular, anular o neutralizar; y el segundo, reducido al espacio limitado del momento y la acción instantánea, sin otra alternativa que cumplir órdenes y dar cuentas de sus resultados, como que sobre él hay superiores que premiarán su éxito o castigarán su fracaso.

      En consecuencia, propenso y tentado a trucar la realidad, a cambiarse las notas,   a intercambiar mentiras por verdades, confundir los deseos con los hechos, presentar resultados según su conveniencia y echar mano a lo que sea con tal de procurarse el ascenso y el respeto de sus superiores.

      Pero siempre sujeto a esta relación de subordinación y obediencia que puede intentar ser simulada con la adquisición artificial de grados y cargos, y empacada en gritos y gestos por los que el inferior trata de igualarse al superior.

      Que también es la causa de que se genere desconfianza, resentimiento y hasta odio hacia la superioridad, llegándose al extremo, o de eliminarla, o hacerla dependiente por trastienda de los inferiores.

      Pero de parte de la superioridad, de la auténtica superioridad, también existe la imposibilidad de someterse a los subalternos, dándose el caso de aceptarlos por apariencias y en espera de la mínima oportunidad de restablecer el orden.

      De ahí que se haya dicho que al enseñorearse de los mandos de la FAN, Chávez no ha buscado otro objetivo que rebajarla a una fuerza de tenientescoroneles, de esta jerarquía, condición y naturaleza media por la que todos los altos oficiales, los generales y los almirantes, se someten sin resistencia a un teniente coronel.

      Que es también la visión de Chávez de un país que apenas se alce sobre la improvisación, la espontaneidad y el autodidactismo y aprenda que ni academias ni excelencia son aconsejables, como que todo se logra a punta de voluntad, haciendo los saltos y escamoteos que la urgencia impone, y estableciendo que solo la audacia, el carisma y la voluntad son importantes.

      Y este es el tema esencial que creo subyace tras la polémica Müller-Chávez, la cuestión sobre si es permisible mentir y usar tramposamente a los subalternos para el logro de determinados objetivos, si, tocante “al bien supremo de la revolución” la ética puede ser mandada de paseo y sustituida por la casuística de un jefe malhumorado,  impaciente, rupestre, subalterno y sin los cursos que lo hagan opcionable al generalato.

      Esto, por lo menos, es lo que resalta de las declaraciones de Müller al diario “Últimas Noticias” el sábado antepasado y de las que dio posteriormente en respuesta a Chávez la semana siguiente, donde, aparte de otros temas, deja claro que el general fue llamado de su retiro a reintegrase como oficial activo del Ejército, para promover o provocar un éxodo de oficiales y soldados de la FAN al PSUV, y de directivos y militantes del PSUV a la FAN.

      “…Mi actividad” dice en un momento de la entrevista “después de pasar a retiro en 1985 fue política, la reincorporación a la FAN implicaba restricciones, yo, como es obvio, no las cubría todas y esa fue una condición que yo le puse al presidente cuando me pidió volver. Le dije que no me podía retirar de la actividad política, y él me dijo: “Hágalo, pero con discreción”. Así lo hice, pero esa discreción tuvo que abandonarse en el momento en que él me nombra integrante de la Comisión Promotora del PSUV, actividad esencialmente política y de hecho con eso me estaba incorporando al partido”.

      O sea, que razones de sobra tenía Müller para pensar que al reincorporarlo a la FAN y pedirle su inclusión en la Comisión Promotora del PSUV, Chávez estaba apostando al fin de la profesionalización de la FAN y de su conversión en una fuerza política y partidista que se disolviera en la milicia y la reserva.

      ¿Cómo es entonces que en su respuesta a Müller, Chávez lo acuse “de estar sosteniendo una mentira, diciendo que la FAN está politizada y partidizada”, y que en un cambio de 180 grados con relación al “Hágalo, pero con discreción”, diga ahora que “yo soy el primero en negarme a que la FAN se partidice”-

      Pues simplemente porque en su carrera loca por cumplir con las instrucciones que le dio al general Müller, el teniente coronel Chávez se encontró con un muro, un escollo, un iceberg y ese no es otro que la decisión de los generales activos, profesionales, apolíticos, y apartidistas agrupados en el Alto Mando, de pararlo en seco en su intento de convertirlos en apéndices de la milicia, la reserva y el PSUV.

      Y Chávez ante la evidencia de la fuerza, pues se decidió por la fuerza y no por el general Müller, la revolución y el PSUV, que es lo que hace, además, siempre que lo enfrentan, y deja a la buena de Dios soldados y seguidores, mientras se acomoda y planea nuevas formas de sobrevivencia.

      Fue lo que sucedió, por ejemplo, el 4 de febrero del 92 cuando se convenció que ni militares, ni pueblo lo acompañarían en la intentona golpista, el 27 de noviembre del mismo año ante un nuevo fracaso cuartelario y la noche del 11 de abril del 2002 al entregarse con destino incierto a un grupo de generales que buscaba su derrocamiento.

      Pero es igualmente lo que explica que Chávez, al lado de “sembrar” al general Müller en la FAN y proponerlo para   la Junta Promotora del PSUV, de imponer en los cuarteles la consigna de “Patria, Socialismo y Muerte” y auspiciar a todo dar la constitución de la milicia y la reserva, haya llevado a cabo un gasto gigantesco en armamento, en fusiles, helicópteros, aviones y submarinos que no hacen sino  fortalecer el poder de fuego de una fuerza armada profesional, que en ausencia de enemigos externos, podría volcarse contra los internos.

      Y estos pueden ser, desde los que intentan desalojarla del poder, como los que pretenden disolverlas y sustituirlas por un ejército paramilitar o paracivil paralelo que les resulte más controlable y manipulable.

      De modo que en su respuesta a Chávez, Müller también insista en el peligro  a que se expone al no ser consecuente con lo que predica y autorice un gasto militar, que al par de ineficiente, puede ser la causa del colapso de la revolución.

      “Esa es una de las contradicciones” dice en la entrevista “que yo observé en el discurso que el presidente pronunció el 24 de junio, una contradicción muy profunda. Él allí habló de la profesionalización de la fuerza activa, cuando simultáneamente hablaba de la defensa de todo el pueblo y de la guerra de resistencia, y son dos conceptos absolutamente incompatibles”.

      Porque “la defensa de todo el pueblo no distingue entre ciudadano y soldado, y no mantiene Fuerzas Armadas fijas profesionalizadas, todos los ciudadanos tienen la responsabilidad de defender al Estado, hay un grupo de cuadros profesionalmente calificados desde el punto de vista del dominio de las técnicas militares que se encargan permanentemente de la sociedad para la defensa…”

      Pero evidentemente, esa no es la opción del presidente más allá de los discursos y de los intentos de “sembrar” a Müller como “militar-político en la FAN, y el general expone las razones:

      “Yo podría considerar que hay presiones en los mandos militares en relación al cambio que significa la adopción de un nuevo modelo de defensa, porque eso quita una serie de privilegios y le quita definitivamente a la FAN el papel de actores políticos dominantes de la realidad nacional…De alguna manera la FAN se ha convertido en un movimiento político supraconstitucional…la democracia venezolana es de hecho tutoreada por la FAN”.

      Y aquí el general Müller toca o roza lo que es el problema medular de la actual situación política nacional, del proceso que se da en llamar socialismo del siglo XXI y es la causa de la polémica con el teniente coronel Chávez: la revolución tiene un origen militar, es de naturaleza militar, y un destino militar, como que su jefe y caudillo solo acepta órdenes del Alto Mando, por más que las mismas puedan dejar en la estacada a un oficial militante y de una lealtad revolucionaria incuestionable como el general, Alberto Müller Rojas.

      Pero nadie lo manda a ponerse bajo las órdenes de tenientes coroneles.

(%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/1481953.asp «,»Ver entrevista a Muller Rojas en Analítica»)%)

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