Opinión Nacional

El formato de abril

El bachiller y vice-déspota José Vicente Rangel, a quien nadie eligió
para el cargo que ocupa, pero quien
se cree con derecho a juzgarnos, en su enésima y totalmente inútil
operación psicológica destinada a confundir a
la comunidad internacional, afirma que el paro cívico nacional que
arrancó exitosamente el 2 de diciembre de
2002, tiene una «agenda oculta» que se parece mucho «al formato de
abril», definiendo ese formato como un paro
nacional de 24 horas, seguido de su extensión a 48 horas y en tercera
instancia decretado indefinido, para
finalmente culminar en un golpe de estado.

Desea, subliminalmente sembrar en la mente de la comunidad
internacional, que TODA la sociedad democrática venezolana,
legítimamente representada por la Coordinadora Democrática, Fedecámaras
y la CTV, es «golpista».

En primer lugar es bueno repetir que al vice-déspota no lo eligió nadie.

Es un simple burócrata sin ningún
mérito para el cargo que ocupa, distinto a su incondicional complicidad
con el proyecto totalitario comunista del
déspota, quien lo designó para que haga todo el «trabajo sucio» que él
no se atreve a llevar a cabo. Sus tres
antecesores en el cargo, Julián Isaías Rodríguez, Adina Bastidas y
Diosdado Cabello, han probado con creces
que quien ocupa ese cargo, es considerado por el déspota, como
desechable. También lo consideran así
antiguos cómplices golpistas, como Francisco Arias Cárdenas, quien ha
convertido al partido Unión, del cual es
presidente, en un trapo de fregar pisos, al insistir sin la más mínima
muestra de sonrojo, en que él sería un mejor
vice-déspota que Rangel.

Rangel, fue por TRES VECES, candidato presidencial de los socialistas.

En 1973 fue postulado por el MAS, el MIR y el VTV, ocupando el cuarto
lugar detras de Carlos Andrés
Pérez (2 millones 130 mil 743 votos ó el 48,70% de los votos válidos),
Lorenzo Fernández ( 1 millón 605 mil 628
votos ó ol 36,70 de los votos válidos) y Jesús Angel Paz Galarraga (221
mil 827 votos ó el 5,07% de los votos
válidos). Rangel sacó en esa oportunidad, apenas 186 mil 255 votos ó el
4,26% de los votos válidos. En esas
elecciones, la abstención electoral apenas del 3,48%. Esas cifras
comprobaron, que José Vicente Rangel, fue
rechazado por más del 95% de los electores.

En 1978 fue postulado por los partidos MAS y VUC, y nuevamente fue
rechazado por más del 94% de los
electores al obtener sólo 276 mil 83 votos ó el 5,13% de los votos
válidos en unas elecciones donde la
abstención electoral alcanzó apenas el 12,44%.

En su tercer intento por lleagr a ser presidente de la república (1983),
Rangel fue postulado por siete
partidos políticos distintos (MEP. PCV, NA, LS, GAR, SI y VTV), pero
apenas obtuvo el 3,34% (221 mil 218 de los
votos válidos), en unas elecciones que registraron apenas el 12,25% de
abstención. Es decir, en su último intento
por llegar a ser presidente de Venezuela como candidato- fue rechazado
por más del 96% de los electores.

El verdadero «formato de abril».

En su intento de manipulación psicológica de la comunidad internacional,
el vice-déspota, «olvida» incluír
en su «formato de abril», su llamada telefónica a Freddy Bernal, para
que fuese a Venezolana de Televisión, a
declarar que «los cerros estaban bajando, armados con palos, piedras y
cuchillos; «porque eso los caga»
(refiriéndose a la oposición democrática).

También olvido incluír la fase en la cual los diputados del partido de
gobierno (MVR) Juan Barreto,
Iris Varela, Darío Vivas y la ministra del ambiente Ana Luisa Osorio, le
hicieron un llamado a los delicuentes
conocidos hoy como «los pistoleros de Puente Llaguno», para que se
trasladasen al Palacio de Miraflores
a «defender la revolución».

También olvidó el vice-déspota, la parte del «formato de abril» en la
cual «Tiburón Uno» (Hugo Chávez
Frías), le imparte órdenes radiales al general Jorge García Carneiro,
para que movilice la reserva del Plan Avila
(los tanques del batallón Ayala), hasta el Palacio de Miraflores.

Y sin duda «olvidó» el vice-déspota, la fase del encadenamiento de las
señales privadas de televisión por
parte del déspota, en el mismo instante en que se daba inicio a la
Masacre de Miraflores, y su posterior orden
arbitraria de sacar del aire la señal de los canales privados de
televisión, cuando éstos VALIENTEMENTE,
dividieron la señal que transmitían, para que el pueblo venezolano,
pudiese ver en las pantallas de sus
televisores, lo que realmente ocurría, mientras el déspota hablaba
estupideces para ocultar sus crímenes.

Ese fue el verdadero formato de abril, que obligó a la Fuerza Armada
Nacional, a desconocer al
desgobierno comunista que sigue lamentablemente todavía, oprimiendo a
los venezolanos. Y ni siquiera eso,
condujo a un golpe de estado.

El golpe de estado lo dió Pedro Carmona Estanga, luego de traicionar los
compromisos que había
contraído con los militares institucionalistas y otros sectores
democráticos, de conformar un gobierno de
transición, con una amplia representación plural, de todos los sectores
de la sociedad venezolana.

Lo que debería internalizar el vice-déspota, es que su actual formato
para intentar ser presidente de
Venezuela, luego de fracasar en sus tres intentos electorales anteriores
(radicalizar «la revolución») tampoco le
conseguirá la banda tricolor, ni la silla que tantos desvelos le producen.

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