El fenómeno Chávez
Indiscutiblemente el fenómeno Chávez ha tenido repercusiones no sólo en el interior de nuestro país, sino en el ámbito internacional. De manera que no podemos relegar su estudio y análisis a un mero accidente histórico o más aún, a un proceso de creación de una modelo de democracia participativa y protagónica que sustituye el tradicional modelo liberal – representativo. Lo cierto del caso es que la experiencia que registra Venezuela, convertida en un rico laboratorio, por sus contenidos, efectos, esencia y manera de ser, ha impactado en la memoria, en los análisis y diagnósticos de sociólogos, politólogos, juristas, economistas, e intelectuales, que en un alto número ven con asombro el desmontaje de la poca institucionalidad que el país tenía para 1998 cuando fue electo el caudillo de turno, en su lugar emergió un régimen hibrido, multiforme sustentado en la excesiva personalización del poder en manos de Chávez, aunado a una suerte de militarismo, neopopulismo – bonapartista, y mesianismo.
La mayor distorsión a nuestro entender no es tanto el hecho que el presidente tenga una constitución a imagen y semejanza, 21 gobernadores a su favor, un buen número de alcaldes, mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, y la venia de los distintos poderes públicos. Claro que dicha situación constituye una aberración de la democracia y del pluralismo. Sin embargo, si el presidente Chávez en estos 8 años en el poder, hubiese materializado un verdadero cambio, si los venezolanos disfrutásemos de mayores estándares de vida, salud, educación, empleo, seguridad, tal vez otro gallo cantaría. La realidad deja claro la ineficiencia de Chávez y de todo su equipo para dirigir al país, sin contar por supuesto lo relativo a la corrupción.
Retomando nuestra idea. Chávez hace ya un tiempo que pareciera dejo de mirar al país y en su lugar, opta por una suerte de exportación de su proceso y revolución. Por ello es frecuente sus viajes, sus dadivas y demás, en detrimento lamentablemente de todos los venezolanos, quienes no hemos envilecido, nos hemos depauperado como sociedad, como destino y economía.
Intelectuales de peso no dudan en calificar a Chávez de múltiples formas. Carlos Fuentes señala que “Chávez es un payaso lamentable, un hombre de extrema derecha disfrazado de izquierdista” (Suplemento El Cultural, Diario El Mundo – España, 07/09/2006). Enrique Vila-Matas hace una metáfora en la que Chávez en la escuela ha sido de los últimos de la clase, con malas notas incluso en las asignaturas de redacción, dibujo y demás” (Diario El País, España, 07/09/2006). Fernando Mires en su visita por Caracas, señalo que “no hay nada más antidemocrático que un revolucionario… Los militares, de izquierda, de derecha o de centro, hacen mucho daño a la política porque no son políticos, niegan el diálogo, el encuentro que es la política. No han sido formados para eso. No quiero hablar de los militares, pero su función es resguardar el espacio territorial, no el espacio político.”(El Nacional, 23 de enero de 2006, P.4).
Frente a los observado en estos fatídicos ochos años de revolución, no nos queda más que levantar nuestra voz de crítica, y por sobre todo enarbolar las distintas iniciativas institucionales y democráticas, que nos permitan plantear una transición política en Venezuela, frente al desgobierno, el militarismo y las amenazas autoritarias vistas. Una opción democrática, viable y sensata parece ser la candidatura unitaria de Manuel Rosales. Venezuela no puede seguir gravitando en la desesperanza, en la incertidumbre. Es necesario recuperar el rostro de la política como servicio, como posibilidad y como proyecto, frente a lo que ha sido el quehacer de la política en las últimas décadas en un país y sociedad que se resiste a degradarse. Veremos…
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes