El espinoso compromiso de César Gaviria
Bastante se ha escrito en los últimos días sobre el singular compromiso adquirido por el secretario general de la OEA para actuar como facilitador en la profunda crisis que afecta a nuestro país. El asunto de por si es lo suficientemente complejo y espinoso como para que sea apropiado desearle al alto ejecutivo hemisférico sostenido acierto y buena suerte en el desarrollo de su delicada misión.
Porque no se trata solamente de encontrar asuntos o materias susceptibles de identificar y precisar para que sean objeto de posibles acuerdos o negociaciones y, por ello, el escenario que reúne a César Gaviria con los representantes del gobierno y los de la oposición en la tarea que les corresponde, para debatir respecto a la situación venezolana, se ha denominado adecuadamente Mesa de Negociación y Acuerdos y no como pretendía el oficialismo, que privilegiaba que esa instancia recibiera otra calificación más en consonancia con el inocultable propósito que, desde un comienzo, ha estimulado el jefe del Estado, cual es el de prolongar indefinidamente una suerte de diálogo entre sordos que no conduce a ninguna parte y que, en gran medida, mantendría la situación actual.
Al parecer, conforme a lo que ha trascendido sobre el particular, el secretario general de la OEA, comprendió rápidamente los alcances de la gestión que tiene que desempeñar y por ello actuó para que, sin dejar lugar a duda alguna, el proceso consiguiente adquiriera su correspondiente perfil que es, entre otros aspectos, el de crear el marco necesario para facilitar y promover los acuerdos que sean indispensables para superar las situaciones de confrontación y polarización que desgraciadamente dividen a la sociedad venezolana. Sobre todo porque hasta ahora el régimen no ha mostrado propósito siquiera de procurar el acercamiento entre los sectores enfrentados, sino todo lo contrario, tal como se desprende de todas y cada una de las emisiones del acostumbrado programa semanal del presidente de la República a través de la radio y la televisión, que ha pasado a ser una cátedra permanente de dicterios, improperios y ofensas, que seguramente el ex presidente César Gaviria tomará muy en cuenta en su tarea de facilitador.
Habrá que aguardar el transcurrir de las negociaciones que apenas acaban de comenzar para saber si la intervención de la OEA, a través de la misión de facilitación de su secretario general, conseguirá los objetivos deseados a fin de que en Venezuela se recupere el ejercicio de la democracia, vulnerada ésta en sus más elementales principios por el actual régimen y que, asimismo, el hoy inexistente estado de derecho recobre su plena vigencia. Por ello, será necesario mantener la debida atención al desarrollo de las distintas etapas del proceso de negociación y acuerdos entre gobierno y oposición en nuestro país a fin de determinar, como es de esperar, que César Gaviria contribuya con su intervención a superar los obstáculos que el régimen ha levantado y continúa levantando en su afán de ignorar el reclamo mayoritario de la ciudadanía a fin de que una salida electoral, a través de las vías institucionales que sean del caso, concluya con la pesadilla que ha significado para este país el desgobierno, mal llamado bolivariano y revolucionario, que encabeza Hugo Chávez Frías.