El diseño del discurso (de Hugo Chávez) fue casi impecable, si no fuera por la realidad
VIERNES 13
La intervención de Chávez en la AN estuvo diseñada milimétricamente por los estrategas del régimen. Sin embargo, bastó que una mujer, sola, decidida y atenida a sus principios se le parara para que todo el tinglado trastabillara y cayera. El tigre de la Malasia después de 8 horas de discurso se transformó, a su pesar, y al menos por un buen rato en un tigre de papel como dijera del imperialismo el camarada Mao.
El diseño del discurso fue casi impecable, si no fuera por la realidad. Chávez se propuso demostrar que estaba curado, que no había ya amenazas provenientes de la malignidad que portaba -¿porta?- en sus entrañas. Su mensaje implícito fue el de desmentir cualquier duda sobre su salud y de ese modo darle seguridades a su sector. Habrá que ver en los próximos días si logró su objetivo. De pie, con su peroración por 8 horas, pareciera decir que el hombre ya está en fase de recuperación total; sin embargo, su hinchazón, la corpulencia embutida en los arreos presidenciales, el color de su tez, podrían mandar un mensaje diferente. En todo caso, un enfermo terminal no habla tanto, ni así. El mensaje al país de que hay Chávez para rato -sea cierto o no- fue enviado con fuerza.
BAMBILANDIA.
El objetivo de la cháchara fue dibujar un país que está no sólo bien, sino extremadamente bien. Se preparó con todo el aparataje audiovisual. Tomó láminas como por casualidad, pero todo fue tan ordenadamente casual que el guión era casi transparente. La danza de las cifras fue demostrativa -así lo pretendió- de la bonanza. ¿Inflación? Para nada. Vean las cifras de cuando Carlos Andrés Pérez o Rafael Caldera que pelo a pelo eran mayores. Un pequeño detalle, sin embargo…
En 1990 en la época de CAP Venezuela tuvo una inflación de 36.48%, pero ¿saben ustedes cuánto era la inflación de América Latina y el Caribe? Era de 1534.38%. ¿Saben cuánto era la inflación en 2002, bajo Chávez? Era de 31.22%, pero en la región era de 14.53%. Es decir, Venezuela duplicaba. En fechas más recientes, en 2010, la inflación de Venezuela fue de 27.36% y la de América Latina y el Caribe en promedio de 8.12%; la venezolana triplicaba la de la región.
En 1990 el precio del petróleo en el mundo estaba en poco más de $30, cuando gobernaba CAP y llegó a estar alrededor de $15 en 1998, cuando Caldera. ¿Saben a cuánto llegó en promedio en 2008? A la cifra de $95 promedio (la cesta venezolana alcanzó los $130 a mediados de ese año) y en 2010 el mundo vivió la misma experiencia con más de $90 promedio. En 2011 el promedio de la cesta venezolana fue de $101. El gobierno de Chávez ha disfrutado de una astronómica disponibilidad de recursos empleados improductivamente y, al mismo tiempo, el venezolano se ha arruinado.
Se puede tomar cualquier tema de la intervención presidencial en la cual haya pretendido justificar la eficacia de su régimen y desmontarlo con facilidad. Ni viviendas, ni seguridad, ni empleo formal. Sólo un discurso de cartón que pretendió enmascarar la grave situación de los venezolanos.
LA POLÍTICA.
Un componente importante del discurso y, tal vez, el que revelaba el objetivo fundamental fue el elogio de la política como mecanismo de diálogo y entendimientos. Para plantear este tema utilizó dos herramientas; de un lado habló en un tono risueño, al menos en las primeras 7 horas. El intento fue el de desmontar la noción de que es un autócrata que preside un régimen autoritario. ¡Cómo va a ser posible! Si llegó hasta a ofrecerle a María Corina la entrega de la banda presidencial si la candidata ganaba las elecciones. Sin duda, un demócrata en toda la regla.
La otra herramienta fue el anecdotario personal. Contó, con manifiesta intención, cómo varios de los diputados de oposición habían compartido con él diferentes etapas de su vida política: unos en la conspiración, otros en el golpe, los de más allá en el proceso electoral y algunos más en el gobierno. Esta vertiente tuvo dos intenciones: la de mostrar su amplitud y la de recordarle a varios que habían sido sus camaradas en momentos en que la oposición de hoy considera de atropello, desconocimiento de derechos o fraudes electorales.
Durante un buen rato se creó el ambiente de una democracia perfecta. Un Presidente que habla con cordialidad, que permite inusitadas interrupciones, y que acepta, dialoga, reconoce, y hasta les enmienda la plana a sus colaboradores porque no han hablado con tales o cuales dirigentes opositores. El país tele-transmitido de la dulzura democrática, en el cual caben elogios para varios de sus amigos, incluidos unos cuantos opositores que le respondían con sonrisa cordial en el breve paréntesis, educado y relajado, propiciado por el cuentacuentos mayor. Si algún ciudadano de cualquier lugar del mundo estaba sintonizado a la transmisión podría haber dicho que, ¡caramba, cómo afirmar que este hombre puede ser un dictador!
LA MOSCA EN LA LECHE
El país piadoso y cordial comenzó a tener la sensación de que el hombre, sin embargo, tenía una banderilla en su pronunciada giba. María Corina Machado le había dicho que la próxima vez que se vieran sería cuando él le tuviera que entregar la banda presidencial como su sucesora. Picado como estaba, pero en el papel del llanero cordial, se refería una y otra vez a «la diputada Machado» a la que también pretendió envolver en la farsa del entendimiento democrático y el diálogo que protagonizaba.
Pero, ¡oh, sorpresa!, María Corina descorrió el velo de la supuesta cordialidad y le dijo: No hay leche, hay 180.000 muertos en su mandato y las «expropiaciones» son un robo. Hasta allí llegó la farsa. A Chávez se le vino abajo el guión y no supo como reaccionar, salvo con alguno de sus consabidos estribillos, el del águila y la mosca y otras sandeces. Tanto fue el desconcierto que una diputada oficialista, al borde del desmayo, reclamaba sanciones. A lo cual Chávez peligrosamente respondió que no, que no propiciaba sanciones, y que el pueblo sería el que sancionaría. Cabe preguntarse, ¿cómo? ¿Con los Círculos del Terror?
El país de la felicidad, de la prosperidad y el entendimiento que dibujó el discurso presidencial no existe y María Corina tuvo el valor personal y moral de decirlo. Es verdad que MC es candidata a las primarias, pero su apuesta allí en ese preciso momento, en su «por ahora», fue mucho más allá, más lejos y más hondo: fue la apuesta por un liderazgo moral, íntegro, que no renuncia a los principios en ninguna circunstancia. Al final, Chávez volvió por sus fueros, ante la moderadísima intervención de William Dávila quien solicitó la libertad de los presos políticos, la respuesta estuvo llena de odio y cólera apenas contenidos.
Al final, Chávez dio la clave y tal vez hasta de su aparente fortaleza: la voluntad, la enferma voluntad de poder. El poder por el poder. La voluntad sin destino, sólo al servicio de sí misma.