El dinosaurio Capriles
Que Capriles le diga dinosaurio a Diego Arria o que aquél le responda que se parece a Gadafi o Chávez, no augura nada bueno a la oposición, ni produce otro dividendo, que un protagonismo fútil… Y que Henrique le espete a María Corina y a Leopoldo, que «él no acompaña a nadie por atajos» haciendo de una marcha ciudadana, un acto subversivo, no decreta más que la caída libre de su liderazgo. Satanizar la protesta cívica es una falta inoficiosa, realmente primate.
La oposición trata de avanzar en medio de un cerco comunicacional y regulatorio, sin precedentes. La masificación del discurso está vetado, por vigilado o autocensurado, donde lo que queda es la movilización de calle. Capriles le pide a la gente que suelte los teclados y los twitters y se dediquen a trabajar por el país, «como lo hago yo» -sic- como si el resto se estuviese chupando el dedo entre la vida y la muerte o tratando de encontrar una canilla de pan. Nadie os quita mérito, Henrique, a vuestro trabajo como mariscal de campo, pero asume esa jerarquía con amplitud y nobleza. No le restes valor al miedo, la fatiga y el desencanto de una disidencia que creyó en vuestra determinación para cobrar victorias ofrecidas, hoy convertidas en el hazmerreír del Gobierno. Tampoco desmerezcamos el trabajo de quienes arriesgan expresando sus ideas en cualquier papel, smartphone, paredón u ordenador, porque necesitamos más que ayer, divulgar lo que aquí pasa, un país secuestrado por los Castro, desbancado y donde no hay competencia democrática justa e imparcial por el poder. Tú mismo, Henrique, aun teniendo los votos, jamás entrarás a Miraflores porque el CNE no te dejará pasar. Así, lo realmente paleolítico y atávico, es cuestionar el talante de quienes plantan cara a la circunstancia, llaman a defender sus derechos, anhelan rescatar la república y colaborarían contigo mismo, si fueses la alternativa…
Ve y marcha con MC y Leopoldo, y tómate un «cafecito» con Arria. Es lo mejor que puedes hacer.
